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El Torreón del Vigía

Toque de control

España es una monarquía parlamentaria, pero esta semana “alguien” ha colocado unos paréntesis de seis meses de duración para ese llamado toque de queda donde los derechos de todos veremos donde acaban y las Cortes Generales pierden su razón de ser. Y cuando a ese “alguien” le aprobaron ese engendró, un parlamentario dijo que estamos ante una “dictadura constitucional”. Esto es como decir “muertos vivientes”. Igual que lo mismo da. El artículo 48 de la Constitución de Weimar, concedía al presidente alemán el poder de “suspender en todo o en parte los derechos fundamentales” cuando estuviera en peligro la seguridad o el orden público. Una situación de excepción que, de hecho, podía instituir una dictadura en manos del Canciller y que fue denominada por Carl Schmitt como “dictadura constitucional”.
Nacida de la Ley de Leyes se derivaba en dictadura al eliminar el control del Ejecutivo por parte del Parlamento y de manera provisional, las libertades públicas. Carl Schmitt escribió en 1925: “Ninguna Constitución de la tierra había legalizado tan fácilmente el golpe de Estado como la de Weimar”. Luego con el ascenso de Hitler al poder en 1.933 se comprobó que Schmitt había acertado.
El confinamiento es un error o mejor es no afrontar la situación con el realismo que merece un problema sanitario de esta índole. No se soluciona nada cerrando bares, cafeterías y restaurantes, como se ha hecho en Melilla, esto trae la ruina a un sector en concreto y a otros de forma colateral, y a un país en general. Mejor sería un control de aforo en esos locales, así como en los supermercados, la distancia social, hidrogeles y termómetros.
En Puerto y aeropuerto se exigen medidas férreas por parte de las autoridades centrales. Y sobre todo la movilización completa de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, policía local, PATEANDO, las calles y no en vehículos. Menos consumo de carburantes y beneficio al medio ambiente. A aquellos ciudadanos que no cumplan con las medidas, se les debe imponer multas y así no se debería llegar a otro confinamiento.
La petición del presidente, Eduardo de Castro, del envío de un buque hospital de la Armada, como ya ocurrió en marzo, es imprescindible ante la subida del COVID, no así otra vez encerrarnos en casa. España ha entrado en la ruina económica por la incapacidad de los gobernantes. Prohibir es lo más fácil, y así se tapa el buscar soluciones (gastar más en test y menos en sueldos públicos), mientras, se han denegado, en veinticuatro horas, cientos de solicitudes del Ingreso Mínimo Vital, por falta de liquidez. No hay dinero en la Caja, pero lo malo es que no hay comida en la nevera.

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