Un año más, con ocasión de la festividad de los Fieles Difuntos, las primeras autoridades de la ciudad visitaron el camposanto de la Purísima Concepción para realizar una ofrenda de flores a los pies de la sepultura de melillenses de pro y héroes locales, que forman parte de la historia de la ciudad. Se destacó, de forma especial, a las víctimas anónimas que se sigue cobrando el coronavirus en nuestra ciudad desde el inicio de la pandemia. El homenaje se trasladó también, en forma de ofrenda floral al cementerio musulmán, y en un encendido de velas en el camposanto hebreo. En esta ocasión el responso en recuerdo a los melillense de pro se ofreció al inicio del recorrido por la Purísima Concepción. El vicario episcopal, Eduardo Resa pidió elevar una oración por todos los difuntos, tanto héroes como ciudadanos de a pie, pero de forma especial a las víctimas del covid que “mueren en soledad”. Oró porque todos ellos se despierten “en el paraíso y disfruten de la visión de Dios”.
Acto seguido se inició el recorrido por el camposanto cristiano, respetando siempre las normas sanitarias, para depositar una corona de flores a los pies de distintas sepulturas.
En el acto de recuerdo a los melillenses ilustres participaron tanto miembros del Gobierno local, encabezados por Eduardo de Castro, como de la oposición, la delegada del Gobierno y el comandante general.
Coronas
Sobre las diez de la mañana se inició el acto de homenaje a los melillenses más ilustres en la celebración del Día de los Fieles Difuntos. Entre los homenajeados, el primer alcalde de la Democracia en Melilla, Rafal Ginel Cañamaque; el ex concejal José Imbroda (1979-1983); las víctimas de la explosión del Polvorín de 1928; los restos del cementerio viejo de la ciudad; y la sepultura del ex diputado socialista Julio Bassets donde también se recordó al ex alcalde socialista Gonzalo Hernández.
El recorrido continuó con José Romera Girado, fallecido en un accidente laboral; el ex concejal de Juventud, Pedro Ubieto (1987.1991); el Panteón Militar de Héroes; Antonio Díaz Martín, alcalde republicano; César Jiménez, actor melillense; Antonio Molina, el guardia civil asesinado por ETA en 2002; Francisco Gil Castro, fallecido ahogado intentando salvar a varios bañistas; la sepultura de Benito López Francisco conocido como el soldado de los milagros; las Víctimas del Accidente Aéreo de 1998 y las víctimas del depósito de agua de Cabrerizas de 1997; y Cándido Lobera, presidente de la Junta de Arbitrios 1928-1931.
Acto seguido las autoridades se trasladaron al cementerio de la comunidad israelita de Melilla donde se encendieron velas en recuerdo de los difuntos, y posteriormente en el cementerio musulmán, donde se hizo una ofrenda de flores.
El presidente de la Ciudad Autónoma, Eduardo de Castro, al término del periplo por los camposantos melillenses, afirmó que el de ayer “es un día especial en el que, como todos los años, hacemos un reconocimiento a personas que han tenido que ver con la ciudad, entre ellos héroes o políticos que han hecho mucho por Melilla y, como es costumbre, se les rinden los honores que merecen”. Este año, “de forma especial, recordamos a todos los fallecidos por covid”, dejó patente.
