Con P de PAN. El Pan es universal (“Comerás el pan con el sudor de tu frente” dice Dios a Adán cuando lo desobedeció al comer la manzana prohibida) y eso se hizo “viral”, como está de moda decir, para la Humanidad entera. De lo que se deduce que una Pandemia es algo negativo que afecta a toda la Humanidad.
Y las pandemias son tristes porque se nos viene el mundo encima y son tristes porque en lugar de aunar fuerzas las separamos y porque donde debe reinar la sensatez, reina la estulticia. Y siguen siendo enormemente tristes porque aquellos que tienen y deben dar ejemplo se matan vivos por unos puñados de “votos envenenados”. Triste porque quieren sacar rédito de una mortífera realidad sin importarles nada, porque “sus pandemias son sus escaños”.
Triste, muy triste realidad, queridos lectores que vemos y leemos en los medios de comunicación todos los días. Y la vemos cada día cuando muchos ciudadanos andan a pecho descubierto por las calles, con mascarillas colgadas de una oreja o del codo o la muñeca… y es que mola un montón y déjate de historias…”hay que ir a la moda…”. ¿Será que el virus, me pregunto, se transmite ahora por el codo, o por la muñeca o por el pabellón auricular? Es posible que no me haya enterado y esté desfasado. Las modas no tienen límites en muchos casos; en este que nos ocupa la moda mascarillera tiene uno muy gordo y que no es manco, ese límite es la muerte.
Somos unos pobres imbéciles, incultos, despreocupados y egoístas porque preferimos hacernos un selfie a fauces descubiertas mostrando la gracia que tienen, según dicen, la mascarilla colocada en el pescuezo; es para mearse de la risa. Y así un día, otro y el otro también.
Pienso en la soledad de mi “Mala Uva” que los que dictaron las normas de control pero no las hacen cumplir, ¿por pérdidas de votos en un futuro?, se felicitaban irracionalmente. Y observo también que en nuestra Ciudad, querido lector, hay relajación por parte de quien tiene que controlar el cumplimiento de las normas dictadas, “y si miro para otro lado” pues no veo tales infracciones muy frecuentes en nuestro bello Paseo Marítimo y si no las veo no me bajo del coche oficial para sancionarlas y, por tanto, se campa por nuestros respetos de lo que se deduce que nos pasamos normas, recomendaciones, advertencias y demás órdenes de control por allí, “por donde la espalda pierde su honesto nombre”. Y así nos luce y reluce el pelo queridos conciudadanos.
Vamos de mal en peor, en picado, en caída libre porque si los ciudadanos somos irresponsables también lo son nuestras autoridades y entonces “Juntamos el hambre con las ganas de comer”, y al final no probamos bocado. Esto es lo que hay, y refraneando quiere decir que “No hay más cera que la que arde”.
Estamos a un paso de 2.000 contagios activos, total nada.
Cuídate lector porque nadie te va a cuidar y lo estamos viendo a diario.
¡¡¡MUCHA SUERTE!!!.
