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Melilla Ciudad 30, solo un eslogan

El exceso de velocidad es una triste realidad diaria en las calles de Melilla, a pesar de que fue declarada Ciudad 30 hace casi dos años. Sigue habiendo demasiados conductores que no respetan esa limitación de velocidad máxima De nuevo, nuestras calles han sido escenario de un grave siniestro vial. La Policía Local intervino en la noche del lunes después de que dos vehículos colisionaran en la confluencia de las calles Luis de Ostáriz y Hospital Militar, en un cruce con una alta densidad de tráfico y que está regulado por semáforo. El impacto que se produjo entre los vehículos hizo que uno de ellos perdiera el control y atropellara a dos personas que cruzaban el paso de peatones. El 061 trasladó a los dos heridos hasta Urgencias del Hospital Comarcal, donde ingresaron y fueron intervenidos por la gravedad de sus heridas, según informó ayer la Policía Local en su canal de Twitter.
Las imágenes que acompañan la información, y que recogemos en este Editorial, hablan por sí solas. La Policía Local no especifica en la breve información facilitada las causas del siniestro, pero parece claro que uno de los dos vehículos implicados se saltó el semáforo. Probablemente, el exceso de velocidad estuviera presente en este siniestro vial, que no accidente de tráfico, habida cuenta que se pudo haber evitado de haberse respetado las normas de circulación que todos debemos cumplir.
El exceso de velocidad es una triste realidad diaria en las calles de Melilla, a pesar de que fue declarada Ciudad 30 hace casi dos años. Sigue habiendo demasiados conductores que no respetan esa limitación de velocidad máxima de 30 kilómetros por hora en el casco urbano, lo que pone en peligro al resto de los usuarios de la vía pública, pero especialmente los más vulnerables, sobre todo los peatones. Esto no se debe consentir y si ocurre, es precisamente por eso, porque se consiente, dejando a la vista de todos que Melilla no apuesta realmente por la movilidad sostenible, que es el futuro hacia el que todos debemos caminar si de verdad queremos una ciudad menos contaminada, más amable y más para las personas que para los coches.
Si quienes tienen la responsabilidad de tomar decisiones apostaran por una movilidad sostenible más allá de limitarse a pintar rayas rojas en la calzada para convertir las calles en ciclo-calles, en vez de recuperar espacios ocupados por el coche para crear una auténtica red de carril bici, se podría decir que Melilla protege a los usuarios de la vía pública más vulnerables, los peatones y ciclistas, en vez de hacer la vista gorda con quienes ponen vidas en riesgo con una conducción plagada de infracciones.

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