Alguien dijo que no había que mezclar política con salud, pero la realidad es otra y los movimientos rupturistas a todo lo que nuestros padres votaron en el Referéndum de aquel 6 de diciembre de 1978 empieza a cumplirse por etapas. Arrinconar la monarquía para dar paso a otra jefatura de Estado que siempre fue un fracaso en España. Quitar el idioma español como lengua vehicular, de ahí que haya surgido la discrepancia en el socialismo frente al sanchismo, con nombres tan poco dudosos como Laborda, Antonio Miguel Carmona o Alfonso Guerra, promoviendo un manifiesto que es asumible por personas de todas las ideologías y que empieza así: «El español es el idioma de todos y cada uno de los españoles, la base de nuestra cultura, diversa y plural, la principal garantía de la unidad cuya capacidad vehicular nos enriquece». Acuerdo presupuestario con filo etarras y los que tienen sus manos manchadas de sangre se les acerca a casa, mientras los familiares de los asesinados sufren su injusta ausencia. Una situación tan anticonstitucional y suicida no va a pasar nunca ni en EE.UU., ni en Francia, pero aquí sí. El malestar en Moncloa porque Pablo Iglesias dio publicidad al pacto con Bildu les sitúa en la dirección provocando que los proetarras vuelvan a ser matones que hablan ya de un tiempo nuevo para acabar con el régimen. Esto forzó la salida de Ábalos para suavizar sus palabras, aunque como en otras ocasiones con pocos resultados ya que su declive es evidente. Al PSOE se he han caído dos letras, la O y la E, y la S, ha mutado, ahora significa Sanchista. Mientras este “líder” desoja si a Fernando Simón le destituye y se quiere afianzar diez años más en la Moncloa. Las medidas anti covid ¿existen?, ayer el Paseo Marítimo estaba lleno tanto la orilla como las aceras y sin que la policía estuviese aplicando el debido distanciamiento social. Sigo insistiendo en permitir reabrir la hostelería melillense con un control estricto de sus propietarios y del Cuerpo Nacional de Policía, que paseando den seguridad en el cumplimiento de las medidas frente al virus. Mientras en Madrid contra el cerrojazo de Sánchez se ha pintado el perfil de la Ciudad con una valla de espinas. El Pisuerga pasa por Valladolid, pero aquí aprovechamos el Covid para hacer aquello que querían pero no se atrevían a hacer.
