Por un sí a los Presupuestos, Sánchez acepta las pretensiones de los diputados que no tiene en su bancada. Una de ellas, del PNV, por el que el Ministerio de Defensa cederá el cuartel de Loyola, que está en uso, al Ayuntamiento de San Sebastián para que utilice sus terrenos para el desarrollo urbanístico con viviendas y otros proyectos. Y además, en tiempo récord. Mientras, en Melilla, llevamos cerca de 20 años para poder hacer lo mismo, porque Defensa no lo ha puesto nada fácil para soltar sus cuarteles ya vacíos y cerrados Los Presupuestos Generales del Estado avanzan estos días en su tramitación en el Congreso. Sacarlos adelante es el principal reto que se ha marcado el Gobierno que los presenta, pues sabe que es su mayor prueba de fuego. El PSOE tiene reciente su fracaso con los de 2019, los primeros de Pedro Sánchez tras llegar al poder vía moción de censura. El no a sus cuentas le llevó a convocar elecciones generales, que luego hubo que repetir por falta de acuerdo, y que terminaron con un Gobierno PSOE-Unidas Podemos que, más que de coalición, parece de desunión, a juzgar por los titulares que acaparan por los pulsos que se echan entre sus líderes. La ministra Margarita Robles, en un lapsus durante una entrevista reciente en televisión, llamó «presidente» a Iglesias y cada vez más a menudo parece que así lo fuera por las continuas cesiones de Sánchez a sus socios, incluidos los de investidura, entre ellos partidos que nunca han ocultado, y ahora mucho menos, sus intenciones de romper España.
Los Presupuestos parecen una subasta. Por un sí en su votación, Sánchez acepta las pretensiones de los diputados que no tiene en su bancada. Una de ellas, del PNV, por el que el Ministerio de Defensa cederá el cuartel de Loyola, que está en uso, al Ayuntamiento de San Sebastián para que utilice sus terrenos para el desarrollo urbanístico con viviendas y otros proyectos. Y además, en tiempo récord. El PNV ha pedido ese cuartel en uso para apoyar los Presupuestos y a Sánchez le ha faltado tiempo para decir que sí. Mientras, en Melilla, llevamos cerca de 20 años para poder hacer lo mismo, porque Defensa no lo ha puesto nada fácil para soltar sus cuarteles ya vacíos y cerrados.
Hicieron falta años de duras negociaciones y convenios entre el Ministerio y la Ciudad Autónoma para el reparto de los antiguos cuarteles de Regulares (Santiago), Automovilismo (Gabriel de Morales) y Caballería (Primo de Rivera). Sobre ellos ya se llegó a un acuerdo, pero hay otros que también están cerrados y que son terrenos que Melilla necesita para su desarrollo, porque sus limitaciones geográficas le impiden crecer y el suelo, por su escasez, es oro.
Se ha hablado mucho, muchísimo, en estos años de lo que hacer en esos antiguos cuarteles militares. Viviendas sociales, centros educativos, un nuevo Campus Universitario, un Parador… Pero la realidad es que muy poco se ha avanzado en ese aspecto y Melilla se encuentra atascada por una lentitud que, como vemos ahora, en San Sebastián no va a ser ningún problema con el cuartel de Loyola, aunque esté ocupado y sea considerado «clave» para las Fuerzas Armadas. El PSOE y Pedro Sánchez demuestran así, una vez más, lo poco que les importa Melilla. Menos que el País Vasco, seguro.
