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DESDE MI OTERO

La tercera oleada llegará en enero, prevengámosla

Recientemente el diario londinense The Guardian, de ideología de centro-izquierda, avisaba de que los llamados últimos de la fila (en la vacunación), o sea, el personal de seguridad y de limpieza, conductores y portadores, tenían la sensación de que eran la 3ª clase. Y los conocidos como Think Thak, una especie de laboratorios de ideas de orígen anglosajón, y cuyo objetivo es el progreso social mediante la reflexión sobre fines diversos (económicos, sociales, ..), alertaban de que desde 2009 las revueltas sociales venían aumentando un 11,5% anual.
La inquietud o franco malestar de la sociedad es visible, incluso hay medios y autores que anuncian una época de revueltas sociales con la tercera oleada, por lo que ello debería tenerse muy en cuenta, para proponer medidas lo más eficaces y reflexivas posible. Nos jugamos mucho más que una nueva oleada de la epidemia.
Ello debe hacer meditar a quienes nos gobiernan, para que reflexionen y se asesoren adecuadamente en las medidas que adopten para intentar controlar la situación, porque si no se tiene en cuenta esa visión multidisciplinar a la hora de afrontarla, el riesgo de asomarnos al abismo y que pueda ocurrir un cataclismo social es cierto. Un ejemplo de lo anterior es la situación de la hostelería en nuestra ciudad, señalada y maltratada durante meses por una administración incompetente e ineficaz, de criterios erráticos e incapaz de generar confianza.
Las vacunas han llegado, Reino Unido, Rusia, China y hoy E.E.U.U. ya las están administrando, ¡y serán efectivas!, pero se reconoce que su protección, no será efectiva para toda la población hasta el verano como muy pronto; las consecuencias de si ello será antes, durante o después del verano, no me atrevo ni a imaginarlas. Por ello es muy importante controlar las cifras en esta Navidad, recuerden lo que ya escribí sobre los trampolines, cuanto más alto esté, mayor altura cogerá el brote.
Ya habrá tiempo para hablar de la gestión de la vacunación en España, que va a ser un asunto orígen de conflictos-otro más en la gestión de la epidemia nacional-, porque empiezan a escucharse voces discrepantes sobre la misma; y ello a pesar de que tanto el presidente Sánchez como el ministro Illa, en un afán de protagonismo impostado, hace ya semanas que se apuntaron el tanto de la vacuna, parecía que la habían descubierto y/o financiado, o que ellos las iban a administrar. Cuánto se echó en falta ese protagonismo en nuestras residencias de mayores, con el personal sanitario o ¡con las familias de los fallecidos!
Más práctico sería que dedicaran sus esfuerzos a intentar convencer a los reacios a vacunarse, uno de cada dos españoles lo son, aunque personalmente no les comprendo -sin existir una clara contraindicación-, porque la cuestión a responder es si hay otra salida de la pandemia.
Los datos parecen indicar que estamos asistiendo al control de la segunda oleada, lo que no ha sido ni fácil-de nuevo han hecho falta más de tres meses para ello, ni gratuíto-con una nueva crisis de galopante recesión económica y con más de 25000 muertes-; por ello es el momento de reflexionar muy seriamente, en cómo debe de ser la desescalada, para que cuando llegue la nueva oleada sea lo más llevadera posible por la sociedad, y que en España será en enero.
Ya dije hace tiempo que “se acerca el invierno, y no trae nada bueno”, el invierno ya llega y con él-además del frío-las fiestas navideñas, que son el mejor caldo de cultivo para un nuevo rebrote, y no soy fatalista sino realista, aunque soy consciente de que si las celebramos observando las normas sanitarias básicas, podremos controlar sus dimensiones-porque sin duda habrá tercera oleada, y no será la última-. Sin embargo, lo ocurrido durante la segunda oleada, me hace ser poco optimista, y obliga a ser muy exigente con el gobierno y la población, para que no cometan los errores cometidos por distintos motivos durante la desescalada de la primera, aunque claramente la mayor responsabilidad le corresponde a los que nos gobiernan.
En apoyo a lo anterior, hay que hacer referencia a las recientes declaraciones del virólogo español Adolfo García Sastre-trabaja en E.E.U.U. en el campo de las vacunas-, que en marzo ya anunció que la epidemia nos pasaría por encima y que antes de un año habría vacuna efectiva ( desde estas páginas también se previó tal logro); Gª-Sastre propone para el control del COVID, diagnósticos rápidos-y masivos, añado-, trazabilidad y distanciamiento social, enunciando los recursos necesarios: personal, infraestructura y renuncia a la privacidad. En España, y más en Melilla, hasta ahora se ha primado el distanciamiento social en forma de confinamientos, se han empezado tarde los diagnósticos rápidos, y la trazabilidad de los contactos es un fracaso porque la Apps Radar-COVID está basada en el voluntarismo.

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