Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.
Logo de Melilla hoy

Eros, Tanatos, y la estatua de Franco (II)

Poco sabía el Comandante de la Primera Bandera del Tercio de legionarios aquel 21 de julio de 1921, de la importancia y el carácter de la misión que le fue asignada, de llegar desde el campamento de Robba-Gozal hasta Tetuán, a pie, con cantimploras. Más de 100 kilómetros en 33 horas de marchas forzadas. Y mucho menos sabía lo que le depararía el destino en los años venideros. Fueron 100 kilómetros de extenuación, incertidumbre y cansancio. De Tetuán a Ceuta en tren. Lo que no sabían es que iban destino a Melilla, que, acuciada por Abd-El Krim, que acababa de protagonizar el Desastre de Annual, venía a Melilla a rematar su obra con idea, dicen, de pasar a cuchillo a toda la ciudad.
Ya en el puerto de Ceuta, antes de embarcar, el General Astray los arenga: «De Melilla nos llamaron en su socorro. Ha llegado la hora de los Legionarios. La situación allá es grave. Quizás tengamos todos que morir. Legionarios, si hay alguno que no quiera venir con nosotros, que salga de la fila, que se marche; queda licenciado ahora mismo… Legionarios, ahora, jurad: ¿Juráis todos morir si es preciso, en socorro de Melilla? A lo que respondieron con voz unánime «Sí, juramos» ¡Viva España! ¡Viva el Rey! ¡Viva la Legión! Poco sabía el Comandante Francisco Franco de lo que le deparaba el futuro entonces.
Volviendo ahora a su estatua… ¿No os parece ahora más legítimo que haya gente que defiende la estatua de un hombre cuya acción primigenia fue la defensa de nuestra ciudad. Un hombre que, desconocedor del futuro, y, entre muchos otros, salvó la Ciudad? Por esa única acción merece su estatua su existencia. Todo lo demás, es otra historia…

Loading

Más información

Scroll al inicio

¿Todavía no eres Premium?

Disfruta de todas
las ventajas de ser
Premium por 1€