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Tribuna pública

Reflexiones de un año perdido y esperanza en un nuevo año

Ya se ha ido el año que será recordado siempre por motivos lúgubres. Y ha empezado un nuevo año en el que hemos depositado muchas esperanzas. El que se ha acabado ha dejado enormes secuelas irreversibles: casi dos millones de fallecidos y algo más de 82 millones de contagiados en todo el mundo, por ahora. Ha generado gravísimos problemas sociales y económicos: miles de empresas abocadas al cierre y cientos de miles de puestos de trabajo en riesgo de pasar a engrosar la ya enorme cifra de parados en nuestro país con lo que ello supone para tantas familias. Y, esta vez, la crisis también ha afectado a nuestra Ciudad.

Pero también ha sido un año en el que se ha puesto de manifiesto la entrega de muchas personas (sanitarios y miembros de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad y del Ejército) que en cumplimiento de su obligación han dado lo mejor de sí mismos. Pero no solo los servidores públicos, sino también muchas empresas y sus trabajadores que se han puesto al servicio del bien común, han dado muestras de una gran solidaridad de forma voluntaria y, en la mayoría de ocasiones, también altruista. Y eso hay que ponerlo en valor.

Muchas cosas han cambiado en nuestra Ciudad este pasado año. Se ha perdido la alegría en nuestras calles. Se han cerrado muchas persianas de comercios y otros negocios. Nuestro puerto ha llegado a tocar fondo como veníamos anunciando. Nuestras comunicaciones están a mínimos y muy lejos de cómo empezó el año. La irresponsabilidad de unos pocos ha afectado a muchos de los que hemos cumplido las normas impuestas para defender la salud de todos. La frontera -de golpe- ha dejado de ser fluida y segura como veníamos pidiendo hace años.

Pero otras no han cambiado, ni siquiera en estos malos tiempos, que requerían de actitudes y actuaciones valientes y desinteresadas. Decepcionado de los partidos políticos que no han sabido unirse y trabajar juntos por el bien de todos. Al contrario, siguen enrocados en sus egoístas intereses partidistas. Siguen poniendo zancadillas al contrincante político y enzarzados en el “y tú, más” y siguen intentando -unos y otros- remover de sus cargos a los de enfrente mediante procesos judiciales. No son capaces de ceder en sus legítimas ambiciones a cambio de conseguir lo mejor para todos. Todos amagan con bonitas palabras de colaboración, pero ninguno acepta un cambio de sus postulados. Todos abogan por el consenso y por la participación de los llamados “agentes sociales” pero a la hora de la verdad se les ignora -incluso, se les miente- y no se les da ocasión de exponer sus criterios o propuestas. Todos los partidos han hecho “sus” presupuestos con “nuestro” dinero y ha sido incapaces -unos y otros- de pedir nuestra opinión. No podemos juzgar si son buenos o malos. Ya lo haremos cuando se publiquen.

Este año nos jugamos mucho. Nos jugamos el futuro de nuestra Ciudad y en vez de enseñar sus propuestas y escuchar otras voces, los políticos deciden lo que ellos creen que va a ser mejor para nosotros o, lo que es peor, para sus propios intereses electoralistas. No ha habido exposición pública y no ha habido consultas previas a los colectivos económicos y sociales de nuestra Ciudad. Triste es que ningún partido -ni los del Gobierno ni los de la oposición- hayan sido capaces de trabajar y presentar proyectos para ser receptores de los Fondos “Next Generation” que la Unión Europea pone a nuestra disposición para cambiar muchas de las carencias y desigualdades que tenemos en Melilla. Tenemos una ingente cantidad de técnicos en la CAM y en la Administración estatal que podrían haber trabajado este tema si hubiesen recibido instrucciones al respecto de sus responsables. ¿Cómo se permiten el lujo de dejar escapar esta oportunidad, señores políticos? ¿Pará que les pagamos a unos y otros?
A pesar de todo, recibimos el nuevo año con optimismo y ganas de poder seguir trabajando para que nuestras empresas y trabajadores tengan un futuro. Esperemos que los políticos cambien de forma de actuar y, de una vez por todas, se pongan a trabajar juntos por el bien de Melilla.

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