El Dr. D. Vicente Llorente y Matos una de las grandes celebridades españolas de la investigación médica relacionada con las pandemias de su época, permaneció temporalmente en Melilla a finales del siglo XIX. Nació en las Palmas de Gran Canarias en 1857 en una familia dedicada al magisterio, estudios que también cursó nuestro protagonista. Se instaló en Sevilla donde preparó el curso de acceso a la Facultad de Medicina, estudios que completó en Barcelona donde se obtuvo la licenciatura en Medicina y Cirugía en 1887 con unas calificaciones brillantes. Marchó para ampliar estudios a Paris y Berlín donde tuvo como maestros a Pasteur y Kock, destacando ya sus grandes inquietudes por la investigación en el campo de la histológica patológica, clínica y laboratorio. En 1890 regresó a España, siendo nombrado médico forense en Madrid. En 1893 con motivo de la primera guerra con Marruecos, fueron desplazados al norte de África numerosos contingentes de tropas, en donde el Dr. Llorente se hizo presente instalando un hospital de campaña subvencionado popularmente desde el Heraldo de Madrid, instalación desde la que prestó servicios médicos de manera altruista. Fue su primer contacto con el Rif. En 1893 localizamos a nuestro doctor en Melilla donde permaneció una corta temporada. En 1909 a causa de la guerra del Rif, regresa a Melilla para inspeccionar los servicios que prestaba la Cruz Roja en la ciudad y territorio, donde siempre contaron con su intervención y conocimientos sobre las pandemias que afectaban a Europa y a nuestros soldados que padecían difteria o tuberculosis.
En España entre 1880 y 1885 habían fallecido por la difteria más de 77.000 personas, siendo Madrid la ciudad más afectada. Gracias a los nuevos tratamientos de seroterapia introducidos por el Dr. Llorente y el Dr. J. Robert la enfermedad fue mejor estudiada, produciéndose los primeros tratamientos y vacunas antidifteria con suero de caballos inmunizados. Fundó el Instituto “Microbiológico de Seroterapia y Antirrábico”, desde donde los estudios fueron ampliados a otras enfermedades comunes como la disentería, rabia, viruela, tétanos, salvando miles de vidas. En 1905 se hizo obligatoria la vacuna contra la viruela que también producía una acusada mortandad especialmente entre los niños, hasta que se consiguió desterrar. Curó, según Parrondo, a más 20.000 niños infectados de difteria y a otros miles de rabia, aplicando sus tratamientos o vacunando a la población infantil. Las autoridades, sin buscar réditos políticos con las graves enfermedades colectivas que acechaban a la población, no dejaron de colaborar con el Instituto y su equipo de reconocidos epidemiólogos siguiendo siempre sus autorizadas indicaciones. En su etapa de diputado en las Cortes intervino en promover mejoras en la legislación sanitaria española.
Los muchos trabajos y descubrimientos del Dr. Llorente fueron muy valorados, reconocidos y premiados en España y en el resto de Europa. En 1913 fue propuesto para el Nobel de Medicina.
Fue uno de nuestros grandes y excepcionales científicos del que dijo Marañón en 1951 que, “con su generosidad y habilísima técnica evitó la muerte de muchos millares de españoles”.
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Dr. D. Vicente Llorente y Matos
