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Inmunes allá por el siglo XXV

La crisis del coronavirus se puede dividir en tres etapas: una primera de incertidumbre total y absoluta; una segunda en la que ya se conocía la seriedad de la situación; y una tercera, en la que nos encontramos actualmente, la fase de vacunación.
Si analizamos las respuestas que se han dado desde la Administración Pública, en la primera fase la respuesta fue tardía, con continuos cambios de criterio y negligencias varias (compra de material defectuoso, carencia de material sanitario, falta de test). Además, se desoyeron los informes que alertaban de la peligrosidad de la situación, unos informes firmados por el mismísimo Fernando Simón, que después fueron borrados de la página web del Ministerio de Sanidad. En la segunda fase, en la que ya el Ejecutivo se dio cuenta de la gravedad de la situación, optaron por un confinamiento total y absoluto, es decir, la medida más dura posible. Los datos sobre test se inflaron (aunque ya al día siguiente se descubrió la mentira), y los datos sobre muertes se actualizaron constantemente para suavizar las cifras, aún así situándonos como el país con más muertes por millón de habitantes. En la tercera, y hasta ahora última, la fase de vacunación, más de lo mismo. Un desastre sin precedentes. Ni siquiera se tienen cifras oficiales, seguramente porque son tan vergonzosas como las filtradas recientemente. Ni en Madrid ni en Cataluña se ha podido inyectar el 10% de las vacunas recibidas. Esto se debe a falta de infraestructura (neveras para transportarlas) y/o falta de personal, dado que muchos están de vacaciones, y se prevé vacunar solo de lunes a viernes, puesto que que todavía no se ha reorganizado a la plantilla de sanitarios para los fines de semana. Mientras tanto, Israel ha vacunado a más del 13% de su población, Estados Unidos a más de 4 millones de personas, Reino Unido a casi un millón, Alemania a 240.000, etc. Si bien a este ritmo de vacunación, conseguiremos la inmunidad en un par de siglos, lo normal es que el ritmo se acelere y ya allá por el 11 de enero, cuando los sanitarios vuelvan de vacaciones, las cifras de vacunación puedan ser presentables. Mientras tanto, habremos perdido la oportunidad de salvar cientos, o quizá miles de vidas. Pero claro, la campaña de vacunación no se podía prever…
El plan de vacunación del Ejecutivo es propio de un mal estudiante recién entrado en la Educación Secundaria Obligatoria. Consta de cuatro fases, y solo recoge información para las dos primeras. Las últimas dos quedan por ver. Fuimos los peores en la fase uno, en la dos, y ahora en la tres también.

Mientras tanto, ni una sola dimisión, seguimos sin conocer al famoso “comité de expertos”; el principal socio del gobierno sigue con problemas judiciales que, la verdad, pintan muy mal; Sánchez recurre la sentencia que le obliga a facilitar los datos sobre sus viajes en el Falcon; 32 etarras puestos en libertad y otros 130 acercados; e indultos a los separatistas.

Da pena que estemos en esta situación.

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