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Estados Unidos, antes del final del mandato de Trump, escenifica en el Sahara su apoyo a Marruecos sobre la ex colonia española

Estados Unidos lanzó oficialmente ayer domingo el proceso de apertura de un consulado en el Sáhara Occidental, la última de las excolonias africanas sin estatuto resuelto. Hasta el último minuto, los diplomáticos marroquíes y estadounidenses dejaron creer que la ceremonia organizada en la ciudad de Dajla, puerto de pesca ubicado en el sur del Sáhara Occidental, iba a marcar la apertura de una representación provisional en este territorio. Pero finalmente se trató de un anuncio que da inicio al proceso de apertura de un consulado, que se produce tras el acuerdo de normalización de relaciones entre Marruecos e Israel. Este acuerdo debe ir acompañado del reconocimiento estadounidense de la soberanía marroquí en la excolonia española.
El proceso "durará meses", reconoció el domingo el embajador estadounidense, David Fischer, tras haber visitado uno de los edificios propuestos para albergar el consulado en Dajla, puerto destinado a convertirse en un "centro marítimo regional" gracias a un colosal proyecto de inversión dirigido por Rabat.
"Es un día histórico", afirmó el secretario de Estado adjunto estadounidense para Oriente Medio y el Norte de África, David Schenker, durante una rueda de prensa.

El funcionario recordó que hace un mes el presidente saliente de Estados Unidos Donald Trump anunciaba el reconocimiento de "la soberanía marroquí en el Sáhara Occidental" y que "Marruecos e Israel […] iban a mejorar sus relaciones diplomáticas".

Marruecos, que controla alrededor de dos tercios de este territorio, quiere una "autonomía bajo control". El Frente Polisario, apoyado por la vecina Argelia, milita por la independencia y reclama un referéndum de autodeterminación, previsto por la ONU.
"Hemos trabajado con Naciones Unidas para hallar una solución pacífica a este conflicto congelado y el mes pasado, el presidente Trump reconoció lo inevitable y declaró lo evidente: esta región es marroquí y Marruecos tiene la única solución fiable y duradera para resolver el destino de este territorio", subrayó Fischer.
"Hoy, se trata de sellar y asegurar la asociación" entre Rabat y Washington, añadió el diplomático.

El presidente estadounidense electo Joe Biden todavía no se ha pronunciado sobre la cuestión.

Los equipos de Trump han acelerado las disposiciones del acuerdo que ha convertido a Marruecos en el cuarto país en normalizar las relaciones con Israel, después de Emiratos Árabes Unidos, Baréin y Sudán, al tiempo que legitima su presencia en Sáhara Occidental.

Tres días después del anuncio del acuerdo, Washington adoptó el nuevo mapa de Marruecos que integra este territorio. Diez días después, se fletó el primer vuelo comercial entre Tel Aviv y Rabat. También se creó un consulado "virtual", destinado a agilizar los intercambios bilaterales, la semana pasada, según la embajada estadounidense.

El acuerdo incluye una inversión de 3.000 millones de dólares (2.400 millones de euros), desbloqueada por el Banco estadounidense de Desarrollo (DFC) para "el apoyo financiero y técnico de proyectos de inversiones privadas" en Marruecos y África subsahariana.

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