Juan Manuel Fernández Millán, miembro del Colegio Oficial de Psicólogos (COP) y hasta hace pocos años Coordinador del Grupo de Intervención en Emergencias y Catástrofes (GIPEC) del COP Melilla, ha elaborado un estudio donde se analizan los casos donde el GIPEC ha sido activado por consumación de suicidio en la última década en la Ciudad Autónoma de Melilla. En el mismo, sobresale que en los suicidios ocurridos entre los años 2011 y 2021, en el 73% de los casos atendidos el fallecido era hombre, con una media de edad de 42 años, y la mayoría casados o divorciados. También destaca que el 60% trabajaba y el restante 40% estaba en paro. Los meses con más suicidios suelen ser enero y entre agosto y octubre, realizándose en los lugares públicos el 55% de las veces y el resto en el domicilio. Por último, señala que la mayoría de los casos fue el de arrojarse desde un lugar alto, seguido del dispararse y el ahorcamiento. El denominado “Estudio descriptivo de los casos de suicidio en los que ha intervenido el GIPEC de Melilla (2011-2021)” realizado por el psicólogo melillense Juan Manuel Fernández Millán subraya que el GIPEC de Melilla tiene entre los casos en los que puede ser activado aquellos en los que se ha consumado un suicidio y es preciso intervenir con los familiares para realizar un Apoyo Psicológico Avanzado.
Al respecto, ha subrayado que “desde 2011, año en el que se produjo la primera activación para un caso de suicidio, se ha intervenido en 11 casos”. Asimismo, ha detallado que según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), desde ese año hasta 2018 (último año del que se dispone de estadística en la página oficial de este Instituto), en Melilla se dieron 26 casos. “Así que la primera conclusión que podemos aportar es que aún estamos lejos de que se utilice nuestro servicio de forma sistemática” ha indicado Fernández Millán sobre el empleo del Grupo de Intervención en Emergencias y Catástrofes (GIPEC) en nuestra ciudad.
Melilla, la 4ª mayor tasa de suicidios
El ex Coordinador del GIPEC ha detallado en su informe que “como se citó en Fernández-Millán y Fernández-Navas (2013), en 2008 Melilla se situó como la 4ª autonomía por tasa de suicidio (10,46)”. Así, da las variables demográficas asociadas a estos hechos: “Respecto al sexo, en el 73% de los casos atendidos el fallecido era hombre. Respecto a la edad, el más joven tenía 23 años y el mayor, 63, siendo la media de 42,11 y la desviación típica de 13, 12”.
En cuanto al estado civil, Juan Manuel Fernández Millán ha apuntado que “3 estaban casados o con pareja, 2 divorciados pero con pareja en la actualidad, 2 separados o divorciados y 2 solteros. Y en cuanto la situación laboral, el 60% trabajaba y el 40% restante estaba en paro (ninguno estaba estudiando o jubilado).”.
Métodos elegidos
Asimismo, ha indicado que parece ser que “el mayor número de suicidios ocurre en enero y entre los meses de agosto a octubre”. Además, revela que el 55 por ciento de las veces se realiza en lugares públicos y el restante 45% en el domicilio.
El psicólogo melillense ha recogido en su informe, en base a la información recabada en las intervenciones (incompleta, no sistemática y sin posibilidad de confirmación) sobre enfermedades mentales, “se desprende que, al menos, en el 55% de los casos el fallecido si la sufría (depresión, ludopatía, alcoholismo, trastorno bipolar, esquizofrenia).
Por otro lado, otro dato revelador es que en el 55% de los casos no se habían producido intentos previos, que se supiera, mientras que en 45% restante sí los había habido.
Juan Manuel Fernández Millán destaca que el método elegido en la mayoría de los casos fue el de arrojarse desde un lugar alto, seguido del dispararse y el ahorcamiento. Al respeto apunta que “no aparecen casos de uso de arma cortante, envenenamiento o sobredosis de fármacos o ahogamiento”.
Crisis del coronavirus
Finalmente, el ex Coordinador del GIPEC resalta que “sobre los posibles desencadenante se aprecia la depresión podría ser el motivo por el que más personas se deciden por tomar esta decisión”.
El psicólogo ha concluido su informe subrayando que “nos encontramos en el mes de enero de 2021, esperando una tercera ola de la pandemia del Coronavirus. Se trata de una crisis sanitaria, social, económica y psicológica. Es decir, una situación con todos los ingredientes para que el número de suicidios no aumente, sino que se dispare”.
Por ello, considera que “es necesario hablar del problema, de tomar medidas de prevención para no llegar tarde y sumar a los fallecidos directamente por el virus, los fallecidos indirectamente por las circunstancias sociales, económicas y emocionales que éste propicia”.
