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La Semana

Covid – gobierno, 3-0; nieve – colegios, 2-0.

Hay muchos e importantes partidos en juego en la España actual. Los hay deportivos, con el fútbol a la cabeza, seguido muy de cerca por el baloncesto y el tenis, y también los hay en temas políticos, de salud, sociales y económicos. Nuestros gobiernos (podríamos mejor decir “desgobiernos”) nacional (donde la dupla Sánchez/Iglesias seguirá unida por su interés común de mantenerse en el poder y se peleará unos meses antes del final del mandato para engañar, una vez más, a sus votantes) y local, por unas u otras razones, los pierden todos. No ganan un partido ni por casualidad, aunque parecen tener más moral que el Alcoyano (aunque lo que les hace falta es trabajar más, mejor y, si es posible, con un plan), el próximo rival del Real Madrid en la Copa del Rey (de momento se llama así, no sabemos cuánto durará la actual denominación si el coletas sigue en el gobierno), y piensan que siempre lo hacen bien y que solucionan todos nuestros problemas. La realidad es bien distinta. Como ejemplo, tenemos dos de los partidos más importantes en juego: 1) El covid gana por goleada (3-0) al gobierno en un partido desigual en el que cada posible solución del gobierno es respondida por un nuevo gol del virus. Si el gobierno plantea un confinamiento sin precedentes (basado en las recomendaciones del inexistente “grupo de expertos” de éste) en marzo, el virus amaga con desaparecer y vuelve con más fuerza en septiembre (1-0); si se implementan, en octubre, los confinamientos selectivos y otras restricciones, el virus, un poco acojonado por el aviso de la llegada de las vacunas, vuelve a repuntar a finales de diciembre (2-0); si llegan las vacunas (pero se ponen a ritmo cojonero y, como siempre, sin un plan claro- el ministro Illa está en cosas catalanas), el virús vuelve a coger aire y amenaza con una tercera ola (3-0). Y aún no ha terminado el partido, ¡la goleada puede ser de escándalo!; 2) La nieve (o el temporal) gana 2-0 a los colegios. En los primeros compases del partido los colegios deciden retrasar (evidentemente por orden del gobierno/ministerio) el inicio de las clases previsto para el 8 de enero, decisión lógica dada la penosa situación dejada por el temporal (se podría haber evitado el retraso si, dada la situación de alerta roja decretada, se hubiera actuado mientras estaba nevando y no después y si se hubieran suspendido las vacaciones de todo el personal necesario). La nieve va ganando (1-0). Pero si la primera reacción ante la nieve fue lenta, la segunda ante el hielo y la retirada de las toneladas de nieve lo es aún más. Pese al esfuerzo de las administraciones (mucha falta de medios humanos y materiales achacable al gobierno) ,que han tardado mucho en incorporar al ejército (Pablo Iglesias y compañía sabrán por qué), la nieve y el hielo han sido retirados, en muchísimas calles, por los vecinos. Aún queda mucho por retirar y el colegio fue aplazado, en muchas zonas de España, hasta el próximo jueves. Nuevo gol de la nieve (2-0). Pero puede aumentar el número de goles recibido porque el miércoles vienen las lluvias y, como consecuencia, el barro y los ríos de agua.

Para el futuro me permito dar algunos consejos: provéanos, señor Estado, de palas para quitar la nieve, díganos, con tiempo, hasta dónde no puede llegar y déjenos a nosotros (con su ayuda económica, que el resto no la queremos) y al sector privado que actuemos, ponga a todos los funcionarios y empleados públicos (incluido, por supuesto, al ejército) a trabajar sin descanso los siete días de la semana para que las vacunas estén puestas en un tiempo record y podamos ser un ejemplo (por una vez) para el resto de países europeos. Si se hacen estas cosas, los próximos partidos similares los empataremos o ganaremos.

Para que se puedan ganar futuros partidos hay que empezar por botar (no confundir con “votar”), que es la acción de arrojar, tirar o lanzar algo, de su puesto de colocado a dedo en la Consejería de Hacienda de Melilla, al impresentable y tristemente famoso “niño de la boda”.

“Nuestros gobiernos no ganan un partido ni por casualidad”.

“Hay que botar al tristemente famoso “niño de la boda””

J.B.

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