Alrededor de 150 migrantes de origen subsahariano intentaron a primera hora de este martes entrar de manera irregular a Melilla saltando la valla fronteriza y 87 lo consiguieron, una decena de ellos heridos. Se trata del tercer gran salto a la valla melillense desde que empezó la pandemia y, aunque los dos anteriores fueron más numerosos en cuanto a los inmigrantes que protagonizaron sendos intentos, el de ayer terminó con la cifra de entradas más alta desde octubre de 2018, algo más de dos años, cuando accedieron 209 inmigrantes. Fuentes de la Delegación del Gobierno en Melilla informaron de que esta entrada irregular se produjo sobre las 7.20 horas, cuando un grupo de unos 150 subsaharianos se aproximó al perímetro fronterizo e intentó saltarlo por la zona del Río Nano.
Más de la mitad de ellos, concretamente 87, consiguieron su propósito pese a la “rápida intervención” de las fuerzas de seguridad marroquíes y de la Guardia Civil, que contó con la colaboración de la Policía Nacional y la Policía Local, según la versión gubernamental.
Tras el salto a la valla, que tuvo lugar cuando estaba amaneciendo, los migrantes se adentraron en la ciudad corriendo en grupo y mostrando su alegría con gritos de “boza, boza”. Atravesaron varios barrios sin mascarilla en un momento en el que la ciudad roza los 700 casos activos de coronavirus, un detalle que no fue pasado por alto por muchos de quienes ayer comentaron los vídeos publicados en las redes sociales.
La mayoría de los subsaharianos que lograron entrar, 78 concretamente, se dirigieron al Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) de Melilla, donde fueron atendidos.
Los otros nueve tuvieron que ser trasladados al Hospital Comarcal de Melilla para recibir asistencia sanitaria. La Delegación del Gobierno destacó que la Guardia Civil auxilió a un subsahariano con diversas lesiones, posiblemente consecuencia del salto, que se encontraba en las inmediaciones del perímetro fronterizo y que tuvo que ser evacuado en ambulancia al Hospital Comarcal.
Según la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC), también un agente terminó herido en un tobillo. Tras desearle una pronta recuperación, esta entidad insistió en su reivindicación de que se dote de más medios técnicos, materiales y humanos a quienes se encargan de custodiar la valla, donde ayer se vivió un “nuevo episodio del ‘drama’ de la inmigración irregular”, y en el que la asociación dejó claro que los agentes no pueden actuar como “escudos humanos”.
Esta entrada irregular pudo haber sido más numerosa de no haberse aplicado varios rechazos en frontera, según indicaron fuentes policiales.
El último salto masivo a la valla se produjo el pasado 19 de agosto, cuando 300 migrantes intentaron superar el perímetro fronterizo y una treintena lo consiguió.
