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De la ucronía al acontecimiento

La historia tiende a repetirse y el Frente Popular de ahora -socialistas y comunistas con apoyo de los separatistas- tiene un programa electoral en el que basta una sola promesa para mantenerse en el Gobierno: la de sacar de la cárcel a los presos que se alzaron contra España y la Constitución Jesús Torbado ganó el Premio Planeta 1976 con una novela, “En el día de hoy”, que empezaba con ese título y continuaba: “… cautivo y desarmado el ejército faccioso, han alcanzado las tropas republicanas sus últimos objetivos militares. El presidente de la República, Azaña”. Se trataba de una ucronía, un género literario que podría denominarse novela histórica alternativa, en el que la trama transcurre en un mundo desarrollado a partir de un punto en el pasado en el que algún acontecimiento ocurrió de forma diferente a como sucedió en realidad.

Así como la utopía es lo que no existe en ningún lugar (la utopía comunista, por ejemplo), la ucronía es lo que no existe en ningún tiempo. Que “los rojos ganaron la guerra”, como se titulaba un libro de Fernando Vizcaíno Casas, por ejemplo. Y como se puede deducir de muchos de los escritos de los políticamente correctos de hoy. Hasta tal punto que, leyendo yo estos días los dos tomos de la gran novela de Hugh Thomas “La guerra civil española”, mantenía yo mismo y hasta el final de la novela la incógnita de quién ganó tal guerra, tan equilibrado e incierto parecía el desenlace, según Thomas.

Todo partió, en segunda instancia, de las elecciones que se celebraron el 16 de febrero de 1936, que ganó por un muy estrecho margen de votos el Frente Popular y que incluso hubiera perdido si los votos del centro se hubieran sumado con los de derechas. Pero esas cifras no se reflejaron en las Cortes, porque, de acuerdo con la ley electoral de 1932, el Frente Popular obtuvo 267 diputados y la derecha solamente 132, aunque los grandes perdedores fueron los partidos de centro. El Frente Popular ganó las elecciones porque había prometido una amnistía, y eso fue lo que hizo Azaña, tras formar Gobierno: liberar a unos 15.000 presos, los que quedaban del alzamiento de octubre de 1934, cuando empezó todo, con la huelga general revolucionaria.

La historia tiende a repetirse y el Frente Popular de ahora -socialistas y comunistas con apoyo de los separatistas- tiene un programa electoral en el que basta, y quizás hasta sobra, una sola promesa para mantenerse en el Gobierno: la de sacar de la cárcel a los presos que se alzaron contra España y la Constitución, aunque proclamen una y otra vez que volverán a hacer lo mismo, en cuanto puedan. Basta y sobra con tal promesa gubernamental porque hoy, como entonces, las derechas se presentan divididas y el centro está desapareciendo.

Pero -y esa es nuestra esperanza- “no lo estadísticamente probable, sino lo improbable, lo singular, el acontecimiento, determinará la historia, el futuro humano”, resume el filósofo sur coreano Byung-Chul Han, en su libro “Psicopolítica”. No tenemos ahora, ni en España, ni en Melilla, razones sólidas para concluir estadísticamente que el futuro sanitario, económico, social, político, va a ser bueno. Así que tendremos que inclinarnos a que lo improbable, lo singular, el “acontecimiento”, determine nuestro futuro.

Un acontecimiento es un evento o hecho que sucede de manera repentina y genera consecuencias y consiguientes acontecimientos encadenados, cuyos efectos modifican el sentido de lo histórico. La caída del muro de Berlín en 1989 fue un acontecimiento reciente que ha modificado la historia mundial, sin duda. El cierre de las fronteras de Melilla con Marruecos, no en el ámbito universal de la caída del muro de Berlín, pero sí en el ámbito local melillense, ha sido un acontecimiento repentino que ha cambiado el presente y cambiará el futuro melillense. Un futuro del que, de momento, solo sabemos que va a ser muy diferente del pasado, de ese pasado que no volverá. El corona virus, la pandemia, ha sido otro acontecimiento mundial repentino que ha cambiado nuestras vidas y ha originado millones de muertes.
¿Quién o quienes protagonizarán en Melilla ese o esos acontecimientos que marcarán nuestro presente y futuro? En Melilla hay gente muy valiosa, muchos de ellos poco conocidos, desgraciadamente. Esas personas valiosas -no los enchufados- son los pilares sobre los que habrán de construirse los acontecimientos melillenses. Lo que sí tengo muy claro es que no serán las medidas de un partido político, de cualquier partido político, las que sustentarán esos acontecimientos imprescindibles en Melilla. Contentos podríamos estar simplemente si conseguimos que la inmensa burocracia local no interfiera, ralentice o impida el desarrollo de las ideas y la materialización de los planes.

Posdata
Siguen pasando los días y el novio del escándalo multitudinario del 31 de diciembre sigue cobrando de la administración pública por…. ¡asesorar! Así, malempleando el dinero público, es como se impide que las personas de valía salgan a la luz, así se impide que se produzcan esos acontecimientos positivos que Melilla necesita con urgencia. Y de fondo del negro cuadro, el repugnante “melillero” rociador de ácido y nuevos “regalos” de nuestro vecino marroquí, en forma de asaltos multitudinarios a nuestras -se suponía que ahora no transpasables- fronteras.

Frases

La historia tiende a repetirse y el Frente Popular de ahora -socialistas y comunistas con apoyo de los separatistas- tiene un programa electoral en el que basta una sola promesa para mantenerse en el Gobierno: la de sacar de la cárcel a los presos que se alzaron contra España y la Constitución

No tenemos ahora, ni en España, ni en Melilla, razones sólidas para concluir que el futuro sanitario, económico, social, político, va a ser bueno. Así que tendremos que inclinarnos a que lo improbable, lo singular, el “acontecimiento”, determine nuestro futuro.

Y de fondo del negro cuadro, el repugnante “melillero” rociador de ácido y nuevos “regalos” de nuestro vecino marroquí, en forma de asaltos multitudinarios a nuestras fronteras.

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Enrique Bohórquez López-Dóriga

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