Sabemos la importancia que tiene el proceso de aprendizaje que tienen los niños y niñas en los tiempos que ahora vivimos, pero también nos vamos dando cuenta, que tan importante es aprender matemáticas, francés o educación física, como enseñarles a controlar y a gestionar sus emociones.
Es una realidad actual que la falta de tiempo, la actividad laboral, el estrés, los problemas del día a día, nos llevan a perder lo más importante a la hora de educar, “la atención”.
Cuando no prestamos la atención necesaria, es difícil darnos cuenta de las dificultades que puede
tener un niño/a tanto en un aula, como en casa. Al igual que nos preocupamos por una nota de un examen, deberíamos darle la misma importancia a sus inseguridades, miedos o tristezas.
Aprender a reconocer sus emociones puede desarrollar positivamente su autoestima, ser una persona empática, calmada y emocionalmente fuerte. Sabemos la importancia que tiene el proceso de aprendizaje que tienen los niños y niñas en los tiempos que ahora vivimos, pero también nos vamos dando cuenta, que tan importante es aprender matemáticas, francés o educación física, como enseñarles a controlar y a gestionar sus emociones.
Es una realidad actual que la falta de tiempo, la actividad laboral, el estrés, los problemas del día a día, nos llevan a perder lo más importante a la hora de educar, “la atención”.
Cuando no prestamos la atención necesaria, es difícil darnos cuenta de las dificultades que puede
tener un niño/a tanto en un aula, como en casa. Al igual que nos preocupamos por una nota de un examen, deberíamos darle la misma importancia a sus inseguridades, miedos o tristezas.
Aprender a reconocer sus emociones puede desarrollar positivamente su autoestima, ser una persona empática, calmada y emocionalmente fuerte.
“No basta solo con revisar la mochila, también su cabecita y su corazón”.
No sirve de nada enseñarle a un niño/a reconocer la cara de alegría, tristeza o miedo, si no le decimos después qué hacer con esa tristeza o qué hacer cuando tiene miedo. Como también es erróneo tolerar y no corregir ciertas conductas perniciosas en casa, y pretender que se corrijan dentro del aula.
Aquí os muestro los matices de las emociones que un niño/a puede experimentar o transmitir y sus necesidades de respuesta:
- Miedo: impresión, inquietud, intranquilidad, susto, pasmo, etc. “Necesidad de seguridad”.
- Alegría: dicha, diversión, entusiasmo, euforia, exaltación, etc. “Necesidad de expresar”.
- Tristeza: resentimiento, rechazo, alejamiento, abandono, herido/a, etc. “Necesidad de consuelo”.
- Enojo: agresividad, violencia, disgusto, furia, hostilidad, etc. “Necesidad de poner límites”.
- Amor: embelesamiento, enamoramiento, enternecimiento, admiración, apasionamiento, etc. “Necesidad de dar”.
Reconocer las emociones, nos ayudará a reconocer las emociones en los demás y tener más habilidad a la hora de responder socialmente. Enseñar a perdonar y perdonarse, ser agradecidos, apreciar la belleza, ser creativos, justos, tolerantes, etc.
Si trabajamos esta estrategia emocional desde una edad temprana, en casa y en el aula conjuntamente, podemos prevenir muchos problemas emocionales, que en la adolescencia suelen aparecer y que tanto nos preocupan. Como pueden ser conductas agresivas, bullying, trastornos alimenticios, aislamiento, comportamientos no cívicos, etc.
En la adolescencia, es donde se sufren más cambios emocionales y dependiendo de como se gestione, marcará positivamente o negativamente a la persona. Si queremos ayudar a nuestros adolescentes en desarrollar esta habilidad, debemos centrarnos en cuatro puntos clave:
- Autoconocimiento: entender qué siento.
- Empatía: entender qué siente el otro.
- Autocontrol: decidir cómo actúo ante mis emociones.
- Habilidades Sociales: decidir cómo actúo ante las emociones ajenas.
Activando estos cuatro puntos, los adolescentes tendrán la facilidad de aprender a:
- Ejercer el control sobre sus vidas.
- Visualizar las metas en la mente.
- Aumentar los niveles de percepción emocional.
- Mejorar sus relaciones en todos sus entornos.
- Tomar mejores y más prudentes decisiones.
- Disminuir sus niveles de estrés social.
- Desarrollar su productividad personal.
- Potenciar su seguridad y su confianza.
- Lograr un mayor nivel de bienestar psicológico y social.
La clave está en hacer… “del error una auténtica oportunidad de aprendizaje”, consiguiendo un ambiente, donde consigamos ser mejores personas y no solo buenos profesionales.
Y para terminar, os dejo esta maravillosa cita del inolvidable Nelson Mandela…
“No hay nada como volver a un lugar que no ha cambiado, para darte cuenta de cuánto has cambiado tú”.
Atte. Nora