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Desde mi otero

La inmunidad de rebaño, un reto a lograr ¡cuánto antes!

La tercera ola va a superar en sus daños a las anteriores, y ello que era previsible ¿o es que ya no recordamos que la segunda fue peor que la primera?, y a ello nuestros gobernantes dan las mismas soluciones que dieron en la primera y en la segunda ola, con los mismos malos resultados, tanto para la salud pública como para la economía; lo cierto es que las medidas acordadas no han sido efectivas, por ser inadecuadas o por no ejercer el adecuado control de su puesta en práctica, y por ello estamos abocados al confinamiento domiciliario-muy parecido a lo que ahora hacemos en sus efectos económicos y sanitarios-, que por supuesto logrará que mejoren los indicadores sanitarios, pero una vez más ¡a qué precio!
La estrategia del confinamiento domiciliario, y su etapa previa que es la que actualmente padecemos, son recursos extraordinarios ante situaciones extraordinarias, que las solucionan temporalmente, pero en el que a su término el virus nos estará esperando fuera; la lucha contra la epidemia sólo tiene dos bases fiables, la detección precoz con el control efectivo de los casos y de sus contactos-mediante el cribado masivo poblacional y actuación de los rastreadores para el control efectivo de casos y contactos-, y la vacunación acelerada de la población. Todo lo demás es retrasar el reloj, alargando la epidemia y dándole al virus tiempo para que mute y haga ineficaz la vacuna, lo que sería una tragedia de incalculables daños.

Para oscurecer más el panorama, aparecen los incumplimientos de los suministros pactados por las farmacéuticas, que en mi opinión obedecen fundamentalmente a una cuestión económica-el precio pactado por dosis de vacuna en cada caso-; el pragmatismo dice que si un problema se puede arreglar con dinero, no es un problema, por lo que estoy convencido de que este relativo desabastecimiento de vacunas, será muy coyuntural.

Por ello no sólo debe de recobrarse, sino de multiplicarse el ritmo de vacunación, porque el tiempo perdido con la suspensión temporal de la vacunación, no se podrá ya recuperar, y para ello viene bien el disponer de otras vacunas con menos necesidades logísticas como las que están por llegar, como la de Astra Zeneca-ya autorizada por la EMA-o las de Jansen (Jhonson&Jhonson), Novamax y CUREVAC, que lo serán antes del verano. Su uso deberá de primarse en la estrategia de vacunación por tener menos necesidades logísticas y algunas ser monodosis, y además deberá adoptar medidas mucho más activas, con el fin de acelerarla y lograr la protección efectiva de la población bajo este lema ¡CUANTO ANTES!
Esperemos, por nuestro bien, que los responsables estén elaborando una estrategia con el objetivo de lograr cuanto antes la inmunidad de rebaño, aumentando los puntos de vacunación mediante la utilización de recintos públicos para la vacunación masiva (24h. al día y 365) e incluso la vacunación “a bordo”( vehículos); está claro que para ello será preciso aumentar los recursos, mediante la utilización de todo el personal sanitario disponible, incluso llegando a la movilización del ejército y/o repescando a sanitarios jubilados, y todo ello bajo una gestión más ágil y eficaz-con una mínima burocracia-aprovechando los huecos (faltas), mediante listados para ello y así evitar vacunar a “los que pasaban por allí"-, registro on-line de cita previa, y si es preciso con incentivos al personal y fiscales a la vacunación.

Esperemos que no sea necesario por lo que ello signifique-y la posible falta de equidad que puede conllevar-, que de cara al segundo trimestre y ante el panorama actual de la vacunación, haya que permitir o favorecer las compras privadas (individuales o colectivas); personalmente no lo consideraría nuestro mayor problema, porque lo cierto es que, hoy por hoy, y siendo ello imprescindible, es muy improbable que se cumpla lo dicho tanto por Ursula Van der Leyden, Pedro Sánchez e incluso el consejero M. Mohamed, de que antes del verano se lograría vacunar al 70% de la población. Así ni al 70% de la población adulta.

La nueva ministra de sanidad, Carolina Darias, se ha unido al vaticinio, en su primer test sobre si el gafe era Illa.

N.A.- Varias regiones, entre ellas Melilla, han decidido reservar las dosis de vacunas necesarias, para completar la pauta de aquellos que iniciaron la vacunación; no comparto ese criterio, no porque la rapidez en alcanzar una protección comunitaria sea prioritaria sobre otra cualquier consideración-que lo es-, sino porque el tiempo de protección perdido con la decisión no se recuperará nunca. Y una cuestión fundamental, ¿a qué se espera en Melilla, para iniciar los cribados poblacionales?, la información que los guíe ya la dan la incidencia en los barrios; y por favor, es prioritario hacerlo en el estrato poblacional de 15-29 años.

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