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Tiempos demasiado grises

Los juzgados, sus archivos atelarañan expedientes pendientes de resolución procesal acercándose al “sine die”. La tecnología que no llega en muchos centros de trabajo y colapsa , alargando su necesaria renovación con acumuladas canas. El poder político que no consensua los cargos a renovar en el CGPJ, lloviendo críticas a diestro y siniestro y el irremisible tiempo que no hace perdurar ni a las malvas.
Las citas telefónicas sustituyendo las presenciales; burocracia tratamientos y molestias corporales y de la psique a describir vía sonido; los crónicos, los oncológicos en innumerables casos con un nefasto y ralentizado seguimiento, pues se ha impuesto la prioridad del covid y sus efectos que no lo son todo y apaga ilusiones y esperanza.

La pobreza galopante machacando a los desfavorecidos ,dícese a boca llena estructural ; casi 1,2 millones de hogares con todos sus miembros en el paro, 622.000 empleos destruidos el pasado año, una estructura del empleo basada en el sector servicios necesitada de nuevo enfoque y potencialidades, 700.000 personas bajo la cobertura de los ERTES que tristemente saben a poco por una necesidad al alza y con fechas límites a prorrogar, deuda y PIB crecientes imparables. Autónomos, parados, jóvenes en busca de un empleo, estresados aspirando al salario mínimo vital unos, la protección social que refuerce dignidad y sentirte útil.

La oposición continuamente acrecentando y creando diferencias en búsqueda de la rentabilidad , el titular y permanente ataque a los resultados del comicio que ampara y avala la legitimidad de quienes gobiernan.

Tiempos, tiempos de vacunas, protocolos y ansiada inmunidad sin saber a ciencia cierta su duración. Crece el desasosiego, la desesperanza, la duda y la repulsa ante los que no actúan como guías y referentes renegando ante la corrupción que ensucia su historia y a quienes servir que no servirse.

Por mucho que lancen proclamas de honestidad y limpieza en sus haceres; por mucho que cuenten con medios afines negando la evidencia, por mucho que eleven su tronío y argumentario versus método Engels-iano, no podrán confundir a aquellos que por mor y convicción libre contamos con criterios propios y conciencia, liberados de militancias y favores de turno.

Cajas B, corruptos, corruptelas, mafiosos de difícil e incomprensible presunción, prevaricadores, tráfico de influencias en razón de cargo, practicantes del cohecho para su propio beneficio, siguen pululando por doquier, haciendo débil el sistema, la democracia representativa en la que enquistados adulteran sus esencias.
“ Y es que quienes votan a los corruptos los legitiman, los justifican siendo tan responsables como ellos ”, palabras acertadas del maestro Don Julio Anguita ante tanta manzana podrida que pudre su entorno y que ha de ser erradicada con diligencia y sin contemplaciones por salud y decencia democrática. Regeneración real de una puñetera vez.

De la corrupción moral y ausencia de principios éticos, de los valedores y receptores de indulgencias a golpe de talón y prebendas, de esas tribus, mejor dejarlo para otro día, gozando hoy del privilegio de plasmar mucho más que sensaciones, no pudiendo desarrollar por falta de espacio preocupaciones para con las secuelas del maldito bicho, problemas de salud mental, nuevos hábitos a normalizar en nuestras relaciones, redefinir la economía, tiempo de inmunidad, profundización de valores apuesta nítida por las inversiones en enseñanza, sanidad e investigación, armas para el futuro inmediato sin olvidar las conductas taifales e insolidarias según intereses partidistas de quienes no quieren ver el bosque y horizontes de luz. Pero eso, amigos, lo será otro día y mis saludos.

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