La mitad de las 4.420 solicitudes registradas en Melilla para acceder al Ingreso Mínimo Vital están aún sin tramitar y de las que ya han sido valoradas por la administración, solo una quinta parte ha sido resuelta de forma favorable. En rueda de prensa, el diputado nacional del PP por Melilla, Fernando Gutiérrez Díaz de Otazu, explicó que, según la información facilitada por el Gobierno en una respuesta parlamentaria en el Congreso, en la ciudad han sido denegadas 1.361 solicitudes del Ingreso Mínimo Vital, alrededor del 30 % de todas las presentadas. Hasta el momento, de esas 4.420 solicitudes, hay 879 que sí han recibido el visto bueno, apenas un 20 %.
El resto, 2.180 solicitudes, se encuentran en trámite, según la respuesta del Gobierno, lo que representa la mitad de todas las registradas, una proporción que va en la misma línea de lo que sucede, prácticamente, en todas las regiones del país.
El diputado por Melilla considera que este paso administrativo se ha dilatado demasiado en el tiempo, razón por la que el PP presentó una moción para instar al Gobierno a resolver los problemas administrativos que ralentizan la concesión de esta prestación.
“Falta de liquidez”
Gutiérrez Díaz de Otazu explicó que, la razón que apunta el Ejecutivo para explicar esta situación es que se trata de un trámite administrativo lento.
Sin embargo, el PP sospecha que, en realidad, “el Gobierno está inmerso en una falta de liquidez importante”, por lo que “recurre al subterfugio de las dificultades administrativas, la burocracia y la consolidación de expedientes” para no dar una rápida respuesta a las peticiones recibidas.
Por ello, incidió en su creencia de que “el problema sustancial es que “el compromiso en el que se embarcaron es difícilmente respaldable financieramente” no solo por el presupuesto, sino también por la liquidez de la nación.
Por esta razón, y dados los resultados obtenidos hasta el momento, el parlamentario popular considera que “no parece un logro significativo” para el Gobierno, sobre todo teniendo en cuenta que “cuando se aprobó el Ingreso Mínimo Vital, el Ejecutivo lo presentó como un éxito brutal que resolvería el problema de muchos necesitados”.
