El Cementerio de La Purísima Concepción vivió ayer momentos de mucha emotividad para dar el último adiós al sargento de los Bomberos de Melilla, Guillermo García, fallecido el pasado sábado a la edad de 61 años, tan solo un año después de su jubilación y en el mismo día que cumplía años. Sus compañeros hicieron un pasillo de honor e hicieron sonar las características sirenas de sus vehículos a la hora de trasladar el cuerpo de su sargento desde el tanatorio hasta el interior del camposanto.
La esposa e hijos de Guillermo García estuvieron arropados no solo por sus familiares, sino también por amigos y por los propios bomberos, a quienes agradeció su presencia y todos los gestos que han tenido con su marido desde que se supo la triste noticia.