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La arbitrariedad de Twitter

Con qué facilidad se ve la paja en el ojo ajeno. Cuánto cuesta ser autocríticos y no digamos ser honestos, humildes y cercanos. Cuánta prepotencia y descalificación fácil en la clase gobernante, sálvese quien con coherencia aplica el prometer con tangibles hechos.
El sistema democrático “imperfecto” y a mejorar, acentúa la caja de resonancia que magnifica las dudas perdiéndose la credibilidad y los referentes, haciéndole el palio al “todos son iguales” donde campea la hipocresía y el cinismo de quienes no conciben la POLÍTICA como necesaria y ejemplificante , cuando persigue el bien general y común.

La corrupción encuentra el terreno bien abonado y allanado, restándosele importancia a sus nefastos efectos e instalándose el “ no es para tanto” pues lo hacen todos, tan dañino, injusto y amoral.

La regeneración se hace harto necesaria pero encuentra obstáculos que amparan la continuidad del servirse y viva la vida que son dos días. Políticos y adláteres de confianza profesionalizados que mercadean y rentabilizan a su personal interés, siglas donde las cúpulas y fácticos imponen sus visiones, pseudo democracia que no cuenta con las bases, estructurando desigualdades como pago y precio al progreso de las élites.

Se aprende poco o nada de los errores o no se reconocen y asignan a otros. No se prevé a tiempo, se ve y actúa ante el oponente como enemigo, atacándose a la pluralidad que es patrimonio del libre pensar, tesela central de la arquitectura democrática junto al diálogo y el consenso que garantice el avanzar.

Y claro es, luego dirán que las moralinas son eso –palabras-, pues no siente el picor del aludido por insensibles que abanderan la intolerancia y el vale todo.

Qué importa no ver y reaccionar ante la necesidad acuciante de muchos que tenemos bien cerca, cegándonos el egoísmo y el no sufrirlas.

Qué mentira justificar el entramado asistencial y beneficencia, la limosna y la foto a tiempo y programada, el “momento”, pues lo requiere el guión electoral o la ocasión. Ya llegará el no estrés pues disponen del bálsamo “mirar hacia otro lado”.

Qué hipocresía no ver la pandemia del HAMBRE , siglos, décadas ya, que asola y revienta barrigas esqueletizando templos infantiles y tanto desvalido en tantos lugares que no son Occidente.

Cuál es la esencia de la vida , el servir a otros y hacer el bien, pensamiento aristotélico para todos los tiempos. Y esa esperanza, pilar que sostiene al Mundo, la esperanza como sueños de los seres al despertar, mis recuerdos del Viejo Plinio.

Ha tenido tristemente que llegar el “bicho” para que tomemos conciencia de lo débiles que somos, de la fragilidad de nuestras sociedades, de que no somos tan avanzados, Se hace necesario un Nuevo Orden, un humanismo conciliador y respetuoso con la Madre Natura, un rearme de valores ante tanto exacerbado materialismo imperante y salvaje opulencia generada por el poder económico que subyuga al político, marionetas que gozan de la corta libertad de quienes mueven sus hilos, cánticos al beneficio y a la explotada plusvalía.

Nos acercamos al primer cuarto del siglo XXI y se extiende el angosto panorama de excesivas bardas y sombras en el horizonte. Queda tanto por hacer y en él ser protagonistas, esos sueños, esos deseos, esa vital necesidad que dignifica nuestra existencia.

Y lo que preocupa en gran manera, el auge de los populismos que encuentran con su discurso facilongo y simplista demasiado eco receptor, demasiados desencantados que se dejan llevar por falta de conciencia y aprender de la historia. Populismos en extremos que se retroalimentan ,demasiado añorante de una etapa oscura por nunca a llegar. Justificadores de la violencia, imágenes del Capitolio asaltado y el rechazo con reflexión y argumentos a esta nueva estirpe de aposentados, nada nuevos.

Mi saludo, palabras de un jubilado y el privilegio de poder expresarlo

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