La magia del amor al igual que los matices es infinita, todos hemos soñado con un amor distinto y nos hemos hecho un trazo de cómo sería el ideal para nuestras vidas. Sabiendo que el amor es sólo una palabra hasta que llega alguien y le da sentido, comienzo con este trazo:
“Amar es el arte de volar juntos sin atarnos las alas”.
Mi manera de trazar un amor sano parte de formar un equipo, donde los dos se amen y luchen por sus metas individualmente sin que el hecho de ser pareja sea un freno de su propia libertad.
Cuando iniciamos una relación el primer matiz es el “respeto”, y cuando hablo del respeto no solamente al trato, sino también a nuestras propias vidas. Cada persona tiene su pasado, sus objetivos en la vida, sus defectos, virtudes, amistades, hobbys y muchas veces renunciamos a ellos por satisfacer en un acto egoísta a nuestra pareja, esto para mí no es sinónimo de amor, podemos estar enamorados, pero no tontos. Respetarnos a nosotros mismos es lo primero, tener claro que nuestra vida es nuestra y la decisión de compartirla con otra persona no nos tiene que cambiar, ni restar sino todo lo contrario, enriquecer plenamente y sumar.
Otro matiz es la “complicidad”, eso de mirar a una persona y saber con su mirada lo que piensa o desea es maravilloso, pero esa magia solo se logra cuando conoces de verdad a la otra persona y para ello algo fundamental es la “comunicación”. Hablar de todo sin tabúes como los mejores amigos y saber escuchar, crea un vínculo de lealtad y fortaleza para afrontar todos los entredichos que la vida nos puede presentar aportándonos eso que tanto nos cuesta dar y mantener, nuestra “intimidad”.
Profundizando llego al motor, la excitación o la energía que mueve una relación, la “pasión”, la atracción física y el impulso de estar con la otra persona creando ese deseo inconfesable que nos sacude y nos hace sentir vivos. Si esta emoción no se despierta, dudo mucho que sea un amor sano porque el amor sin pasión no es amor, o al menos es mi forma de sentirlo. El deseo de estar, de seducir, complacer y de liberar esa emoción es algo que debe avivarse cada día, no buscar la oportunidad, sino crearla, mantener el deseo desde nuestro instinto animal, la pasión no se mide en tiempo pero sí en intensidad, no debemos tener pudor sino entrega.
Y de aquí me voy al matiz más variable, “el sexo”, se experimenta de muchas maneras pero con un mismo fin, el placer y la satisfacción mutua. Tener buen sexo siempre es positivo, por eso no se debe tener tabúes a la hora de hablar de ello ni cohibirse a la hora de disfrutarlo “con seguridad”. La clave es no hacerlo rutinario, buscar siempre alimentar el deseo de maneras distintas y evitar la monotonía. Expresar lo que nos gusta, lo que deseamos y estar abiertos al placer de manera natural contribuye a que nuestras relaciones sean plenas, la diversión debe ser táctil igual que un deporte continuo o un juego de roles.
El amor es sano cuando se siente y se transmite desde la libertad de todos sus matices, nos lleva a un equilibrio y una estabilidad que no deja mucho margen de error. También es cierto, que muchas veces nos hacemos falsas expectativas y nos decepcionamos en nuestras relaciones por no encontrar lo que esperamos en una relación, para estos casos siempre suelo decir lo mismo. ”nadie está obligado a estar con nadie”, los cambios siempre vienen de fuertes sacudidas pero no duran para siempre y a la vuelta de la esquina siempre hay una mano amiga.
Como hemos visto los matices son infinitos, pero es tan increíble cuando encuentras esa conexión con alguien que no debemos prestarnos a perderla, eso es difícil de que nos suceda dos veces, “así que a por todas si tienes la suerte”.
Para terminar, espero que mis matices tracen un buen camino al amor y me despido con una sabia reflexión:
“Deja amar al que ama
y deja que ame lo que
ama; es la única forma
de que no deje de
amarte a ti”
Atte. Nora
