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El Zendal melillense, una obra de emergencia que dura ya 5 meses

La dureza de la tercera ola de la epidemia en Melilla, ha tensionado al límite los recursos sanitarios-en especial la U.C.I.-, y ha llegado a comprometer el poder dar una respuesta asistencial, en las condiciones que aseguraran el nivel actualmente exigible; me asombra que técnicos o expertos y la propia administración, se hayan visto sorprendidos por la gravedad de sus datos, y debo traer de nuevo el símil de los cuatro trampolines que ya expuse, como idea para una más fácil comprensión de lo ocurrido, y que se resume en que cuanto más elevado esté el suelo-referido a la incidencia de casos de base-, mayor altura tomarán las cifras de la epidemia, ello sin contar otros factores, como el de las nuevas cepas. Por eso es imprescindible lograr bajar el “suelo” lo máximo posible, y a Melilla aún le queda mucho por mejorar, con incidencias que lamentablemente de nuevo nos ponen a la cabeza de España.

La idea de utilizar el conocido como “Patio del cura"-publicitada en septiembre-, como recurso para mejorar la asistencia tanto en Urgencias, como la complementaria a la hospitalaria de los casos de COVID-19, pudo ser la más adecuada y racional solución, y fue un halo de esperanza en un escenario poco halagüeño, que con el paso de las semanas y de los meses se fue ensombreciendo-el período octubre-noviembre fue trágico para Melilla-; pero han debido de pasar casi cinco meses, para tener nuevas noticias sobre ello, a la vez que iban creciendo los casos y los muertos, y eso es demasiado tiempo.

Descartados el hospital de campaña militar y los módulos hinchables de que INGESA dispone-ésta pudo ser una opción temporal para la época más dura-, finalmente será un conjunto modular el que refuerce los recursos asistenciales de Melilla; además, el consejero de Fomento ha reconocido que el tema tiene tres patas o componentes, la adecuación del solar-competencia de su área-, el propio conjunto modular-y supongo que su equipamiento-que será una inversión a afrontar por Salud Pública, y finalmente la dotación del personal necesario que al parecer será función del INGESA.

El proyecto tiene la bondad de que será una instalación más estable que aquellos otros, por lo que servirá para la epidemia y otras necesidades asistenciales posteriores que llegarán, ya que la frontera algún día se abrirá y el hospital nuevo-desgraciadamente-no estará para el 2021 ni para el 2022, y que sea una realidad para 2023 es una incógnita, a pesar de la indudable dedicación y recursos que INGESA está destinando al mismo.

El gobierno de la Ciudad Autónoma tiene el fondo económico llegado del Estado, tanto para afrontar la crisis sanitaria como promover la recuperación económica derivada, y por ello es el que debe de promover y dinamizar, todo tipo de actividades con los fines citados ante el COVID-19, incluídas las sanitarias de tipo asistencial, al menos en su vertiente logística.

Lamentablemente, el consejero de fomento dice que el terreno no estará preparado antes de 4 a 6 semanas, por el retraso-entre otros requisitos-del acuerdo con la Iglesia para disponer del solar; existía constancia de la buena predisposición de la Diócesis de Málaga a ello-plasmada en escritos-, que el vicario de Melilla ha confirmado ¡desde agosto!, por lo que no creo que ese trámite legal haya bloqueado el tema. Además, y en cualquier caso, un compromiso provisional hasta la firma del acuerdo-más en las actuales circunstancias-, hubiera suplido sus efectos para el inicio de los trámites y elaboración de proyectos.

Por lo tanto ha sido otra la causa del retraso, para dar luz verde al proyecto modular que ya en noviembre-ver hemeroteca-era citado por el director del INGESA; y para mí no cabe otra causa que la económica, es decir, las reticencias del gobierno de la Ciudad a apoyar financieramente el proyecto, apoyo que ahora sí se ha logrado, fijándose por fin las tres patas del proyecto: adecuación y dotación de servicios del solar, módulos con su equipamiento, y personal.

La evolución de la epidemia indica que en marzo, gobiernos y ciudadanos de nuevo cometeremos los mismos errores que en las olas anteriores-salvo que por fin se tomen las medidas necesarias con fundamento, y éstas se hagan cumplir-; por ello, y sin poder valorar el peso de las variables en evolución (las nuevas cepas mutadas del virus o los reales efectos protectores de la vacunación), no puede haber más demora en las actuaciones. Hay un plazo que puede ir de 3 a 5 meses (siendo optimista), para que llegue de nuevo el pico de casos de la nueva ola, así que antes de 3 meses-se han perdido ya 5-, ese conjunto modular con su equipamiento y personal debe de ser una realidad. Se puede y se debe hacer.

N.A.- El papel crítico con la situación, por parte del Colegio de Médicos de Melilla, denunciando la precariedad ante la epidemia de los recursos asistenciales en nuestra ciudad, es legítimo y además-en lo sustancial-respondía a la realidad; se puede cuestionar el modo-no es coherente con el manual de estilo de la entidad colegial, hacerlo a través de los medios-, o el tono-por la posibilidad de causar alarma social-, ya que no se debe de olvidar el rol que entidades de esta naturaleza juegan en la sociedad-distinto al de un sindicato o al de un partido político-, y que tal vez recomendaban como paso previo, un intento de acercamiento discreto y mesurado a las administraciones responsables, y sobre todo con propuestas concretas.

En cualquier caso, me consta que ha ocurrido lo deseable y parece reconducida la cuestión, para que este colectivo profesional -y otros de esta índole-puedan aportar sus conocimientos y experiencia, en los planteamientos para la mejor solución posible de la situación. El interés general de la ciudadanía así lo exige.

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