Es curioso cómo De Castro ha cambiado de opinión de la noche a la mañana sobre el parque proyectado en la calle Altos de la Vía, del que habló pestes estando en la oposición e incluso puso en duda su legalidad Después de meses de obras, Melilla cuenta con una nueva zona verde y de esparcimiento con la inauguración del parque proyectado en la calle Altos de la Vía, junto al parvulario del Colegio Reyes Católicos. El presidente Eduardo de Castro acudió a inaugurarlo con el consejero Hassan Mohatar y se mostró encantado con el resultado. Es curioso cómo De Castro ha cambiado de opinión de la noche a la mañana sobre este proyecto, del que habló pestes estando en la oposición e incluso puso en duda su legalidad.
Por si alguien no lo recuerda, nos situamos en junio de 2019, muy pocos días antes de la sesión constituyente de la Asamblea de la que saldría elegido presidente. Entonces, todo el mundo tenía puestos los ojos en él por resultar clave su voto ante el arranque de la nueva legislatura. Probablemente ya estaba más que hecho el pacto con sus actuales socios de gobierno, pero él, entonces, mareaba la perdiz y buscaba excusas para no pactar con el PP. Y encontró en el parque de Altos de la Vía un posible motivo de disputa política.
De Castro se fue al Registro de la Propiedad y volvió con un papel de allí para enseñarlo a las cámaras. Según dijo, en ese papel se indicaba que los terrenos eran de titularidad estatal. Por ello, puso en duda la viabilidad del proyecto, ya que “hay que cerciorarse de quién es el terreno y hablarlo con el Estado en este caso”.
Para De Castro, el asunto era “gravísimo” porque, además del asunto del suelo, mostró su rechazo a que se haya tramitado estando el Gobierno en funciones. “Otro engaño más”, dijo De Castro, que también criticó este asunto al considerar que el presupuesto destinado a esta obra es “una cantidad desorbitada” que se podría destinar a paliar “necesidades más perentorias del ciudadano de a pie”, como la urbanización de barrios periféricos.
El presupuesto eran los mismos 932.521,70 euros que han seguido costando a las arcas públicas. Ahora, De Castro, en el sillón presidencial, nos viene con que el parque es “muy necesario”. “Este terreno estaba abandonado, lleno de suciedad, insalubridad, basura e incluso con asentamientos ilegales. Hemos conseguido darle la vuelta a esta zona y quiero felicitar al consejero por esta magnífica obra”.
No dijo una palabra de sus dudas de legalidad sobre esta obra, aquellas que alegó para arremeter contra el anterior Gobierno, autor del proyecto. ¿Ha cambiado de criterio el presidente respecto a lo que pensaba cuando estaba en la oposición? Puede ser, porque lo mismo le ha ocurrido con el programa de Educadores de Calle, que calificó como un despilfarro y ahí siguen estando los tweets de su partido criticándolo. Hoy, lo impulsa desde su Gobierno. Cambiar de opinión no es malo. Pero si no se explican las razones o, directamente, se esconde la opinión anterior, como aparentemente hace De Castro, lo único que se consigue es dejar patente la incongruencia, algo que un responsable público, en este caso la máxima autoridad de la ciudad, no se puede permitir.
