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CARTA DEL EDITOR

Desastre en la economía melillense

Repito y seguiré repitiendo: el cambio profundo y de arriba a abajo es imprescindible e inevitable en Melilla. Lo que se debería intentar es que sea un cambio con orden, con respeto para los afectados y pacífico, sin extremismos religiosos, como ahora está ocurriendo y que son especialmente peligrosos en el caso de nuestra ciudad.
En este contexto, la confirmación de la sentencia contra Aberchán es una buena noticia política, porque simplifica el cambio, en cuanto que no podrá ocupar cargo político público, no podrá seguir siendo diputado local, ni se podrá presentar en las próximas elecciones, por ejemplo, y será muy difícil que un partido como el PSOE -cuyo espantoso dirigente local de entonces, Dionisio Muñoz, también ha sido condenado a dos años de prisión y 30 meses de inhabilitación- pueda pactar con Mustafa Aberchán -si continúa presidiendo “su” partido, en cuya fundación, por cierto, él no participó- un nuevo gobierno o una coalición futura. Ahora se abren otras posibilidades de pactos a los que Aberchán, por motivos y odios personales, se negaba.

Gloria Rojas, con su habitual ambigüedad huidiza, aparte de anunciar que su partido va a recurrir al Tribunal Constitucional por la condena a dos de sus militantes en el caso del voto por correo, se limita a anunciar lo evidente: que Aberchán no podrá seguir como diputado. Y probablemente se equivoca al declarar que le sustituirá la número 9 de la lista de CpM, una enfermera que parece ser que no tiene interés en dar ese paso, así que será la número 10 de esa lista, cuñada de Aberchán, la que cubriría ese hueco. Todo quedaría en familia… siempre que el intrigante hermano de Rachid Bussian, Mohamed, no consiga que corra la lista hasta que a él le toque el chollo, como desesperadamente pretende.

CpM tendría, en este caso de la sustitución de Aberchán como diputado, una inmensa oportunidad de verdadero cambio y apertura hacia un verdadero partido local, no religioso: correr la lista hasta el número 17 que ocupa José Megías, una persona con inmenso conocimiento del funcionamiento de lo público en Melilla y con gran capacidad para hablar y negociar con todos, algo de lo que ahora CpM clamorosamente carece. Estoy convencido de que si Aberchán sigue tomando todas las decisiones de cierta importancia del partido, como creo que va a pretender, ni siquiera considerará esa posibilidad de ofrecer a Megías ese puesto de diputado local. Será un gran error, pero, me temo, casi aseguraría, lo cometerá.

Por supuesto, no son CpM y el PSME-PSOE los dos únicos partidos locales que, en esta situación de angustia, de peligro de subsistencia para Melilla y de necesidad de cambios, deberían cambiar de posturas y de personas. Vox, superado el bache del tránsfuga Jesús Delgado -de cuyas acciones pasadas y presentes no quiero acordarme, como hizo Cervantes sobre el lugar en el que vivía Don Quijote- empieza a hacer declaraciones más sensatas, como las que publicamos el viernes y en ese partido creciente se producirán cambios, muy probablemente. Ciudadanos, con Justo Sancho Miñano, podría resurgir y buscar alianzas. Y el PP, el primer partido de la ciudad, debería también cambiar por dentro, “refundarse y salir del búnker de unos incondicionales para escuchar a la sociedad, abrir el partido al talento”, como decía el Editorial de El Mundo del miércoles, refiriéndose al PP nacional, con una frase perfectamente aplicable al PP local.

Economía
No sé si los Presupuestos de la Ciudad Autónoma, por fin aprobados, son los peores que se podían haber hecho, como dice Juanjo Imbroda. Ya veremos, porque lo más importante es la aplicación de esos presupuestos, el paso de la intención a la acción. Ya lo iremos comprobando.

Pero lo evidente es que la economía melillense es un desastre sin paliativos. La nacional, la española en general, también lo es. Leía yo hace días que el BCE, por estatutos, no puede adquirir más del 33% de la deuda pública de ningún Estado miembro. Ahora el BCE tiene el 25,83% de nuestra deuda pública y de continuar al ritmo actual, el cupo se agotará a finales de 2022 e incluso antes, si los capitales privados incrementan su ritmo de salida, como parece más que probable. La espada de Damocles pende sobre nuestras cabezas (pendiente de un único pelo de crin de caballo, según la leyenda), escribió María Jesús Pérez, el jueves en el diario ABC. Y terminará cayendo, si seguimos gastando más de lo que producimos, si no se reduce la Deuda Pública, que ya es casi el 120% del PIB, de todo lo que producimos. Tras la pandemia y la crisis sanitaria -que tan bien describe Francisco Robles cada semana- vendrá la explosión de la crisis económica, que ninguna vacuna rápida podrá parar.

Posdata
Miserable actitud general la del consejero Rachid Bussián. Su norma: la ineficacia maligna, el desprecio absoluto, por incapacidad y mala fe, hacia los ciudadanos, el intento de abuso de autoridad, las amenazas indisimuladas y posiblemente delictivas desde el poder, el ansia patológica y absurda de escalar, de figurar, de desplazar a sus compañeros, de los que se considera -sin fundamento alguno-superior. Como Consejero de Deportes es, como los hechos demuestran, un desastre monumental. Cualquier Gobierno que buscara el bien público, el bien del deporte melillense en este caso, lo cesaría inmediatamente. A él y a su actual director general de Deportes, Alfonso Gómez.

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