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Desde mi oteroEl COVID-19 monopoliza y condiciona los recursos asistenciales

El COVID-19 monopoliza y condiciona los recursos asistenciales

El pasado 10 de mayo, escribía desde este medio y con el titulo “Los otros impactos sobre la salud del COVID-19″, sobre los riesgos y consecuencias que la epidemia del COVID-19, tendría sobre la asistencia a otras enfermedades; sus dimensiones serán incluso mayores que las de la propia epidemia, pero por sus efectos mayoritariamente crónicos, no serán percibidos-sobre todo por la ciudadanía-en su verdadera dimensión.
Entre estas patologías destaca especialmente el cáncer, la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) estima en 55.000 los pacientes afectados por la epidemia, al retrasarse su diagnóstico y/o sus terapias; por ello la posible caída de la incidencia de los distintos casos de cáncer, no es más que un reflejo de un defecto de su diagnóstico, tanto por la clara existencia de un déficit asistencial-sobre todo la A. Primaria, centrada y saturada por el COVID-19-, como por un cuasi bloqueo de los programas de detección precoz.
En su reciente informe anual, la SEOM estima que 1 de casa 5 pacientes de cáncer no está diagnosticado, y teme que exista una epidemia cuando se recupere la normalidad asistencial-y con ello la tendencia creciente de esta enfermedad-, al incorporarse ese 21% de casos afectados por la epidemia.
Esta es la realidad nacional, y Melilla no es una excepción en ello, sirvan de ejemplo los datos del programa de detección precoz del cáncer de mama, o los del prácticamente inexistente programa de detección precoz de cáncer de colon; desde la consciencia de que la situación ha sido y es la que es-redistribución de recursos para dar prioridad al Covid-19-, los gestores sanitarios-nacionales y locales-deben de promover el recuperar la actividad perdida y alcanzar las cifras previas a la epidemia.
El pasado Consejo Interterritorial de Salud, el Ministerio de Sanidad presentó a las comunidades autónomas, la actualización de la Estrategia Nacional del Cáncer-muy reivindicada por los profesionales sanitarios desde hace tiempo-, con ella se persigue además de adecuarla a la actual situación epidémica causada por el COVID-19, mejorar la atención en este ámbito; el documento señala como sus ejes, la promoción de la salud y prevención, la atención sanitaria, la atención a la infancia-adolescencia, los datos e información del cáncer, y la investigación. Es una verdadera hoja de ruta en la asistencia a estos pacientes, en la que es clave la reorientación de la asistencia, de cada a minorar el tiempo transcurrido desde la sospecha al diagnóstico, como pilar fundamental para lograr las mayores curación y/o supervivencia posibles.
La estrategia reconoce como uno de sus ejes fundamentales, el lograr de facto la unidad funcional del binomio, formado por la mejora del proceso diagnóstico de cáncer en la atención primaria ante síntomas y signos de sospecha, y por la priorización de la realización de estudios adicionales (colonoscopias, estudios diagnósticos de la mama adicionales, etc.) ante una prueba de cribado sospechosa; la estrategia señala como urgente-es su tercer pilar-, el reducir el tiempo desde la sospecha clínica hasta el primer tratamiento, y ello bajo el inaplazable establecimiento de criterios comunes sobre los aspectos asistenciales, que deberían ser modificados tras el primer impacto de la pandemia, asegurando el acceso a pruebas diagnósticas tanto en atención primaria como en la hospitalaria, y siempre a través de circuitos protegidos frente al COVID-19.
Como toda estrategia, requiere los adecuados recursos tanto personales como tecnológicos, y por ello es imprescindible el refuerzo de la atención primaria, tanto en el personal asistencial facultativo y de enfermería, como en posibilitar su acceso a aquellos estudios adicionales. Si no es así, quedará como uno de tantos proyectos no hechos realidad.
Acabo como empecé, haciendo referencia a lo dicho aquel 10 de mayo, y es que aunque fue unánime considerar el refuerzo de la Atención Primaria, como un punto clave para prevenir estos efectos, lo cierto es que no se ha hecho-al menos con medidas que sean eficaces ya-, y sus profesionales deben de asumir funciones que limitan su labor asistencial, sobre todo en la vertiente preventiva (exámenes de salud, -educación sanitaria, ..), que es la más fructífera para sus pacientes y por ende para la sociedad.

N.A.- El liderazgo es consustancial a la capacidad, la responsabilidad y la transparencia, en la que la rendición de cuentas es un balance inexcusable en el gestor público; en una Melilla con normas-legales, pero cuestionables-que limitan importantes derechos y libertades, como los de movilidad, de reunión e incluso el de la práctica religiosa-y ello bajo importantes sanciones-, no es de recibo la actitud del consejero de salud pública, de no dar las explicaciones a los ciudadanos por el famoso vídeo. Ello es políticamente sancionable, mediante la dimisión o el cese, y reclamable por la ciudadanía en las urnas, pero sobre todo conlleva-y es para mí lo más importante-, una pérdida de confianza de la ciudadanía, que es crucial en la actual situación.

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