El presidente de la Ciudad Autónoma, Eduardo de Castro, apuntó ayer que las relaciones con Marruecos atraviesan “una situación delicada”, dada su actitud sobre la frontera al cerrar de manera unilateral la aduana comercial después de más de 130 años, y “las pegas” que pone a la entrada de mercancías de Melilla a través de Málaga y Almería. Por ello, llamó a “rebajar esas tensiones”, algo que, dejó claro, depende del Gobierno central y la Unión Europea. De Castro, en una entrevista radiofónica, subrayó que se trata de una “cuestión de diplomacia” en la que el Gobierno de Sánchez “está haciendo lo posible, pero hace falta más fuerza” e “inexorablemente, viene por Bruselas, por Europa”. En su opinión, “Europa tiene que implicarse” porque Ceuta y Melilla conforman su frontera sur, un factor que pesa mucho más que la lejanía o la condición extrapeninsular de ambas ciudades. Por lo tanto, “Europa tiene que exigir, llegado el momento, esa reciprocidad con respecto a las relaciones bilaterales de Marruecos y España”, concretamente en lo que afecta a la frontera que comparten en Ceuta y Melilla, y también en cuestiones como la presión migratoria que ejerce el país vecino con los cayucos hacia las islas Canarias.
“Este tipo de presión tiene que rebajarse y Marruecos tiene que comportarse como nos comportamos nosotros”, instó De Castro. Además, defendió la necesidad de que sigan existiendo las relaciones de vecindad entre ambos lados de la frontera, como siempre ha ocurrido, ya que les unen vínculos económicos, sociales, históricos y culturales.
La aduana
El presidente de la Ciudad Autónoma, en la Cadena Ser Andalucía, hizo hincapié en el daño que la postura de Marruecos está haciendo en la economía local. Así, tras el cierre unilateral de la aduana comercial en agosto de 2018, después de llevar en funcionamiento desde 1886, Melilla ha sufrido una pérdida de ingresos de unos 19 millones de euros “entre unas cosas y otras”.
No en vano, De Castro subrayó que la economía melillense “está sujeta” por diferentes partes, entre ellas de tipo administrativo, el personal funcionario y el comercio, que “se ha venido abajo”.
