Melilla ha recibido en estos casi dos meses 5.050 dosis, que es la misma cantidad que tenemos en esta ciudad para vacunar en solo una semana. Si realmente nos llegaran las vacunas que necesitamos como agua de mayo, en estos dos meses ya se habrían podido inyectar 40.000 dosis y 20.000 melillenses estarían inmunizados con su pauta vacunal completa. Nos tenemos que conformar con una cuarta parte de nuestra capacidad mientras sufrimos grandes restricciones sanitarias con las que la ciudadanía pierde libertades, derechos y posibilidad de moverse. Todo ello, mientras nuestra economía agoniza Mañana se cumplen dos meses desde que empezó, oficialmente, la campaña de vacunación en España y en el conjunto de la Unión Europea. También en Melilla, aunque el arranque tuviera más un carácter simbólico, pues no olvidemos que, para traer las primeras 30 dosis desde la península, dentro de una caja semivacía, el Gobierno movilizó a todo un avión militar, un convoy de vehículos del Ejército y soldados que se encargaron de hacer llegar las vacunas a la Dirección General de Sanidad y Consumo. Demasiado bombo y platillo, aunque en su momento se aceptara por el nuevo de esperanza que se abría en la recta final de un año aciago como fue 2020, el año de la pandemia.
El problema es que todo apunta a que, con el ritmo tan lento de vacunación que se está siguiendo en España en general, este año también será el de la pandemia casi en su totalidad, a pesar de que nos vendieron que gran parte de la población, un 70%, estaría vacunada para el verano.
El problema no es que los sanitarios estén inyectando las vacunas a cuentagotas. El quid de la cuestión está en que las vacunas llegan a paso de tortuga. Porque Melilla ha recibido en estos casi dos meses 5.050 dosis, que es la misma cantidad que tenemos en esta ciudad para vacunar en solo una semana. Si realmente nos llegaran las vacunas que necesitamos como agua de mayo, en estos dos meses ya se habrían podido inyectar 40.000 dosis y 20.000 melillenses estarían inmunizados con su pauta vacunal completa. Nos tenemos que conformar con una cuarta parte de nuestra capacidad mientras sufrimos grandes restricciones sanitarias con las que la ciudadanía pierde libertades, derechos y posibilidad de moverse. Todo ello, mientras nuestra economía agoniza.
¿Por qué recibimos tan pocas vacunas? No es algo exclusivo de Melilla, a diario vemos cómo en otras comunidades también se quejan de que les faltan vacunas. Aquí nadie ha levantado la voz, de momento, a pesar de que Melilla es el lugar de España donde han llegado menos vacunas, casi 1.200 menos que en Ceuta. Tampoco se espera que nadie en la ciudad Autónoma lo haga porque eso supondría incomodar al Gobierno de Pedro Sánchez, cuyo partido, el PSOE, también está presente en el de Melilla y mueve todos los hilos de la gestión de la pandemia. Si las vacunas no empiezan a pisar el acelerador, en el PSOE harían bien buscando otro eslogan machacón porque el de “este será el año de la vacunación y esperanza” amenaza con quedarse corto al ritmo que vamos.
