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MELILLA HACE 100 AÑOS

En el 96 aniversario del asedio y liberación de Afrau – El heroico capitán del Tercio Juan San Miguel Rasilla I

En este año de 2021 se cumple ciento un año de la creación del Tercio de Extranjeros motivo por el cual este y siguientes trabajos serán conmemorando a los heroicos legionarios que dieron su vida por la Patria.

Hechos de Armas que dieron prestigio y renombre al Tercio de Extranjeros, hoy denominado La Legión.

Durante las Campañas de Marruecos era costumbre en el Ejército dar a sus blocaos nombres tanto de personajes como de hechos de Armas; uno de estos nombres recuerda la figura del Capitán del Tercio Juan San Miguel Rasilla, que al frente de sus legionarios cayó gravemente herido, falleciendo poco después en Dar Kebdani, dando ejemplo de arrojo y valentía a sus subordinados. De este modo el Ejército perpetuaba la memoria de aquellos de sus componentes que, de forma heroica entregaba a la Patria lo mejor de sí mismo: ¡Su propia vida! ; recibiendo como justo premio el que su nombre entrara a engrosar el número de héroes de las Campañas de Marruecos.

LA RECONQUISTA DEL TERRITORIO TRAS EL DESASTRE DE ANNUAL
Desde que se inició la reconquista tras el desastre de Annual, y a lo largo del año 1922, el ejército había llegado a una apoteosis de entusiasmo.
Había buen humor, reflejo indudable de una alta moral y de una confianza absoluta en la victoria.
Mientras la guerra seguía su curso, sobre la panorámica del campo de batalla a veces la política hacía su inesperada aparición, que intentaba a cada instante tomar la iniciativa.
El 3 de enero de 1923 cesó como Alto Comisario el general Burguete y el Gobierno designó a Villanueva para sustituirle. Casi un mes después fue nombrado Silvela, que se encontró en Marruecos dos problemas bien distintos: «La rebeldía de Abd el Krim en la Zona Oriental, con la presión enconada en las posiciones de Tizzi Assa, Sidi Mesaud, Farha, Tifaruín y Afrau, y el pacto con el Raisuni, en la Occidental».
El general Burguete había sentado las bases para una acción política que, a su juicio, había de complementarse con la acción militar. Frente a la pretensión de Abd el Krim de hacer del Rif una República independiente, el general Ricardo Burguete concibió la idea de poner esta región bajo el acatamiento del Sultán con la tutela y protección de España.
Sometido el plan a un detallado estudio por ambas partes, el 16 de abril se llegó a la entrevista del general Castro Girona con los representantes del cabecilla. La entrevista se celebró frente a Alhucemas, en una gasolinera del crucero Reina Regente; el general Castro Girona estaba acompañado del intérprete Cerdeira, y como representantes de Abd el Krim figuraban siete personas, destacando entre ellos Sid Hammir, Sid Mohamed, Sid Ahmed, Sid Mohamed Buyíbar y Sid Mohamed Buyra, quienes reiteraron en una actitud de intransigencia la petición de que el Rif fuera independiente. Nuevas gestiones para armonizar las dos contradictorias posturas fracasaron totalmente.
De acuerdo con la pretensión de España, el 10 de mayo se promulgó un Dahir estableciendo el Amalato del Rif y por otro de la misma fecha se nombró a la persona que había de desempeñar dicho cargo. El texto de ambos decretos reflejaba la importancia de esta decisión y el golpe mortal que su desarrollo asestaba a la rebeldía.
El decreto estableciendo el Amalato del Rif echaba por tierra las incongruentes pretensiones de la independencia soñada por Abd el Krim y dejaba clara la voluntad de España en cuanto el sometimiento de la rebelde región, no sólo para evitar la anarquía reinante, sino también para dar unidad al establecimiento del Protectorado y consistencia al Majzen Central.
El mismo día en que se estableció el Amalato se promulgó otro decreto nombrando a la persona que había de desempeñar este cargo, erizado de dificultades, dadas las especiales circunstancias del momento. Este recayó en Sidi Dris Ben Abdeselam el Tensamani Er Riffi.
El nuevo Amel era oriundo de Tensaman; en Fez pasó los primeros años desempeñando diversos cometidos en la administración de los sultanes.
Hombre de acción y de un consolidado prestigio entre los musulmanes, el nuevo Amel del Rif tomó inmediatamente posesión de su cargo. Estableció la capitalidad en la provincia de Tafersit y desde su cargo inició una acertada labor política que favorecía en primer lugar a los marroquíes y coincidía a la vez con las proposiciones de España. Como es natural, tuvo sus enemigos y detractores, siendo el mayor de todos los cabecillas liderados por Abd el Krim, que temió por el prestigio entre sus propios seguidores. Todo hacía suponer una reacción por parte de este, que no se hizo esperar mucho.
Cuando el general Martínez Anido se hizo cargo de la Comandancia General de Melilla, había elevado dos proyectos para terminar definitivamente con la rebeldía de Abd el Krim: Uno era el desembarco en Alhucemas y otro el atacar allí mismo por tierra.
La inacción y la actitud defensiva tan prolongada dañaban la moral del Ejército de Campaña, envalentonando al enemigo con los éxitos conseguidos en los ataques a convoyes y aguadas.
El general Martínez Anido se vio precisado a dimitir ante la actitud del Gobierno español de no querer modificar el plan de inactividad que se había impuesto. Para sustituirle en la Comandancia General de Melilla fue designado el general de división Enrique Marzo Balaguer.
Repuesto Abd el Krim del fracaso de los asedios a Tizzi Assa y Tifaruín durante el verano de 1923, intentó tomar de nuevo la iniciativa. Quiso aprovechar la indecisión de España y apuntarse tantos para su prestigio político que se le iba escapando de las manos en el Rif. Su primera actitud bélica la centró en un ataque a la línea establecida por sus vanguardias entre Farha y Afrau. Concentró toda clase de medios y todos los efectivos que disponía y señaló como principal objetivo de sus harcas la conquista de la pequeña posición de Tifisuin, a la que defendían escasos efectivos del Ejército. Quiso Abdelkrim repetir en Tifisuin lo ocurrido un año antes en Tifaruín, es decir romper el frente por este sitio e intentar levantar la poderosa cábila de Beni Said, pensando en provocar lo mismo que en Annual, un nuevo hundimiento del frente de operaciones.
El Mando previniendo los ataques convirtió en posición la avanzadilla de Afrau, llamada de Sidi Alí, por sus excelentes condiciones estratégicas, siendo el capitán de Ingenieros, Sr. López López, el encargado de planificar las obras de defensa de ambas posiciones.
El enemigo no cejó en su hostilidad de atacar con más o menos intensidad nuestra línea de enlace, cuyos actos ocasionaban un malestar y una preocupación constante en las esferas políticas, agravadas al tener el Gobierno conocimiento oficial de las bajas sufridas en las operaciones de Tizzi Assa, Sidi Mesaud, Tifaruín y Afrau, en el año 1923.
Consecuencia de los hechos relatados anteriormente, el Gabinete Sánchez Guerra, acordó la suspensión completa de las operaciones militares proyectadas y que habíanse de realizar en el territorio melillense, lo que probablemente indujo al enemigo advertido de la pasividad, para poner en juego todos los elementos a su alcance tratando de entorpecer la gestión política de atracción y, aprovechando las ocasiones a él favorables, para hostilizar los puestos avanzados de las cábilas de Beni Ulixek, Beni Said y Tafersit.
La decisión gubernamental de suspender toda acción militar por lo ocurrido en Tizzi Assa y Tifaruín, no podía menos de colocar al general Burguete en una situación embarazosa y difícil al frente de la Alta Comisaría, en la que muy pronto había de ser sustituido.
No se quiso en este año de 1924, caer en el error del mes de noviembre de 1922 donde se acusó la presencia, en las inmediaciones del Zoco el Sebt de Beni Ulixek, de una harca cuyo número se hacía ascender hasta 1.800 rebeldes, que sobre el mediodía, se decidió a atacar la posición y avanzadilla de Afrau. Aunque en ayuda de la guarnición acudieron rápidamente la Aviación y los barcos de guerra situados en aguas del Mediterráneo, no pudo evitarse por la rapidez en que se desarrolló que aquella masa enemiga rodeara la posición y ocupara puntos dominantes, de donde embistió repetidas veces contra sus bravos defensores, en su totalidad indígenas de la Policía y Harca amiga. Resistieron tenazmente durante dicho día y los dos siguientes, hasta que llegado el auxilio de otras fuerzas de la harca amiga de Amar Uchen, se obligó al enemigo a retirarse con muchas bajas.
El dinero que Abd el Krim había recibido por el rescate de los prisioneros de Annual sirvió para alentar sus tropas y recrudecer sus agresiones contra las posiciones comprendidas entre Afrau, Tifaruín, Farha, Sidi Mesaud y Tizzi Assa, así como las inmediatas de Tizzi Alma, Benítez, Viernes y Tahuarda.
Los hechos iban demostrando de día en día, la urgente necesidad de mejorar toda la línea avanzada, pero sobre todo, la de Tizzi Assa, Farha, Tifaruín y Afrau.
Siguiendo su norma de criterio, el Gobierno no aceptó la proposición de progresar hacia Alhucemas y únicamente consintió que se llevara a cabo una operación que garantizase la marcha de los convoyes.
Ya en las últimas fechas de mayo, la situación del territorio melillense era alarmante. La persistente permanencia de gran cantidad de rifeños armados en los alrededores de Tafersit, fue lógico presumir que fuera este el lugar al que se dirigiría su principal esfuerzo y, por lo tanto, el que requería mayor atención, aunque sin desatender a todo el resto del frente.
El general Martínez Anido después de un estudio sobre la situación general en que se encontraba la Zona Oriental, elevó dos proyectos al Alto Comisario sobre el plan de operaciones que se deberían seguir para acabar rápidamente y de una vez para siempre con la rebeldía de Abd el Krim y sus seguidores. En estos dos proyectos fechados el 12 del mes de julio, proponía: en uno, el desembarco en Alhucemas a base de contar sólo con las fuerzas disponibles en el territorio; y en el otro, realizar un ataque al mismo objetivo verificado por tierra, o bien que ambos ataques se hicieran conjuntamente.
A primeros de agosto de 1923, el Alto Comisario Sr. Silvela convenció al Gobierno para que accediera a un plan, por el que las líneas avanzadas de los dos sectores, oriental y occidental, deberían retirarse a posiciones más realistas. El capitán general de Barcelona, Miguel Primo de Rivera, aprobaba a distancia este plan, coherente con sus afirmaciones de años anteriores; en cambio, el Comandante General de Melilla, Martínez Anido chocó de frente con Silvela y tiene que ser destituido…
(Continuará)

Bibliografía consultada al final del último capítulo

José Antonio CANO MARTÍN
De la Asociación de Estudios Melillenses
Con la inestimable colaboración del comandante Caballero Legionario Jesús Romero Cuenca

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