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La necesidad se hace bandera

La realidad que estamos viviendo ante la crisis económica por la pandemia, nos lleva al pueblo a esperar ese milagro de los peces o los panes, siendo el sentimiento de impotencia el que alberga en la mayoría de hogares.

De un día a otro, nos hemos visto que un virus nos quitó la libertad y al mismo tiempo la crueldad de jugar con nuestro pan. Muchas personas se han quedado sin empleo, otras se han visto obligadas a cerrar sus negocios y entre tanta incertidumbre, ayudas que no llegan y los ERTE que no se pagan empujando a muchas personas a pasar unas necesidades precarias de pobreza extrema.
Es muy frustrante despertar y ver que no tienes como mantener a tu familia, cuando has trabajo dejándote la piel, pagando tus impuestos y luchando por esos sueños de tener algo bueno para el día de mañana. Son muchos platos rotos los que está dejando esta situación, cada día las noticias se hacen eco de ello pero en vez de llegarnos soluciones, nos llega humo. Y de ahí lo que nos vemos obligados hacer para sostenernos, tragar saliva para olvidar por un momento nuestra dignidad como persona y calzarnos de coraje para buscar ayudas que no siempre encontramos.

Cuando nos toca vivir esto, lo más difícil es aceptarlo, lo primero que hacemos es buscar ayuda en nuestro entorno familiar, si tenemos suerte todo queda en casa pero sino…ahí es donde la vergüenza y el pudor nos bloquea. Tener que salir de casa y mostrar tu vulnerabilidad a personas ajenas es un paso muy muy difícil. Llegados a este punto todos nos hacemos las mismas preguntas…dónde voy, con quién hablo, qué hago.

Acceder a las personas encargadas de tramitar las ayudas sociales a veces es una misión imposible por el volumen de casos, pero no desistáis ni os vengáis abajo, sé que es muy duro pero siempre hay alternativas que os pueden ayudar,
desde la solidaridad de las personas de vuestro entorno, instituciones religiosas de vuestra zona como Cáritas, o a través de redes humanitarias como puede ser Cruz Roja.

Tenemos que normalizar nuestras situaciones, pensando que habremos perdido mucho, pero lo importante es que estamos aquí y debemos dar ejemplo intentando todo lo que está en nuestras manos para impulsarnos hacia delante.

Reinventarse es la palabra clave en estos momentos, si hay que empezar de cero pues se empieza, cambiar la actividad o adaptarla a las circunstancias puede darnos ese impulso que estamos buscando, pero también he de decir que los cambios no llaman a las puertas, somos nosotros con actitud y voluntad los que debemos buscarlos.

También es cierto que sin la colaboración de los que rigen poco se puede hacer, no hay márgenes de volver a crecer si la atención se distrae de la realidad, no podemos permitirnos decisiones nefastas y que la población más vulnerable pague las consecuencias.

Tengo la necesidad de pedir que seamos conscientes con los más pequeños de la casa, ellos ven lo que ocurre a través de nuestra forma de comportarnos, la irritabilidad y nerviosismo por los problemas llevan a dar malas contestaciones, dejamos de dar muestras de afecto escudándonos en nuestro malestar entrando en un estado de ausencia que los niños sufren y no llegan a entender. Tenemos que ser más comprensivos, escucharlos, explicarles con ternura y en un lenguaje apto para ellos las situaciones que se vayan presentando. Si nosotros hacemos que sientan que todo está bien, nuestros pequeños llevarán todo con normalidad y su alegría será inalterable.

Terminando espero que mis palabras hayan sido alentadoras y me despido con una reflexión de mi cosecha…
“Somos la oportunidad y el tiempo nuestra suerte”
Atte. Nora

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