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Las Hermanas del Buen Consejo en Melilla

En 1902 la Madre Teresa Rodón Asencio, fundadora de las Franciscanas del Buen Consejo viajaba a Melilla acompañada de una de las Hermanas. con la intención de establecer en esta ciudad un nuevo colegio. En 1902 la Madre Teresa Rodón Asencio, fundadora de las Franciscanas del Buen Consejo viajaba a Melilla acompañada de una de las Hermanas. con la intención de establecer en esta ciudad un nuevo colegio.

El entonces presidente de la Junta de Arbitrios, que recibió a las dos religiosas, ponía en conocimiento de los miembros de la misma, según se recoge en el acta de 31 de julio de 1902 que se habían presentado ante él dos Reverendas Madres de la Asociación del Buen Consejo.

En la conversación mantenida le habían comunicado que deseaban establecer en la localidad un colegio de señoritas, para lo que solicitaban que se les facilitara de manera gratuita un local.

La respuesta hubo de ser negativa argumentando que para dicho ejercicio económico era imposible y que para el siguiente iba a ser un tanto difícil ya que la corporación debía atender otras necesidades.

Madre Teresa no se rindió por el contrario el 20 de diciembre del citado año escribía al entonces ministro de la Guerra comunicándole el viaje que habían realizado a Melilla a la vez que le rogaban la autorización para poder establecerse en la ciudad:
“La Superiora General de Religiosas del Buen Consejo a V.E. respetuosamente expone:
Que habiéndosenos indicado por personas competentes la necesidad que existe en Melilla de que sean ejercidas en aquella Plaza las funciones de Enseñanza y Caridad propias de nuestro Instituto, nos avistamos con las autoridades de allí, y sobre el terreno hicimos detenido estudio del medio de realizar los deseos y justas aspiraciones de los que habitan en dicha Plaza, gustosísimos apoyadores de nuestra instalación allí para la enseñanza y asistencia domiciliaria de enfermos.

Pero, como quiera que Melilla es Plaza Militar, acudimos a V.E. para que se digne concedernos su autorización para establecernos en dicho punto.

Gracia que no duda obtener la exponente de V.E. cuya vida Dios guarde muchos años.”
Tres años hubieron de transcurrir para que el Ministerio de la Guerra dictase una Real Orden por la que autorizaba el establecimiento de las Reverendas Madres del Buen Consejo en Melilla para dedicarse a la enseñanza. El 26 de diciembre puede considerarse como la fecha de la fundación y asentamiento de la primera Comunidad, formada por Sor Amparo Ortega, Sor Francisca Salgado y Sor Josefina Barberá como Superiora.

En un primer momento se hospedaron de manera provisional en un pabellón de la “Casa del Reloj” en la parte antigua de la ciudad.

El colegio de la Inmaculada Concepción
Con la llegada del nuevo año, en los primeros días del mes de enero, las religiosas arrendaron una finca al señor Fernández Mariscal en el Paseo de Hernández.

El 1 de marzo inauguraban su añorado centro educativo. La noticia era recogida por el periódico local El Telegrama del Rif, bajo el título Colegio de Señoritas:
“Hoy se inaugura el Colegio de la Inmaculada Concepción establecido en esta plaza por las Religiosas del Buen Consejo en el paseo de Hernández.

Según nuestras noticias establecen un servicio de carruajes para las niñas del Mantelete y la Plaza.”

Comenzaba a rodar el proyecto de Madre Teresa.

En un pequeño folleto conservado en el Archivo del Colegio de Nuestra Señora del Buen Consejo aparecen reflejadas cuales eran las intenciones de este nuevo centro educativo en Melilla:
“Inspirar a las niñas los puros sentimientos de amor y respeto a la veneranda Religión, patrimonio moral y comanda testamentaria de la Reina Católica, honor de nuestro sexo y decoro de nuestra raza: sembrar en sus tiernos corazones los fecundos gérmenes de las virtudes morales, domésticas y sociales, que tan agradable como deleitosa hacen la vida humana; desenvolver las inteligencias infantiles con estímulos de conocimientos tan decorosos en la edad juvenil, como provechosos en los años mayores y hacer de las niñas de hoy las mujeres del mañana, honestas en el vivir, hábiles en el concertar, estimadas en el ordenar y fuertes en el sustentar los nobles propósitos… tal es el fin, que persiguen y los medios de cuya realización se afanan las Religiosas del Buen Consejo.”
Desde aquel primero de marzo de 1906 la labor de enseñanza no ha cesado. En 1920 recogieron el testigo las Hermanas Franciscanas de los Sagrados Corazones, Congregación fundada por la Beata Madre Carmen del Niño Jesús en Antequera. Miles de alumnos han pasado por las aulas de los colegios de Melilla. Desde el paseo de Hernández, los de Chacel y Lope de Vega hasta su actual emplazamiento en la carretera de Farhana.
Más de cien años de historia de una institución. De un profesorado dedicado a formar e inculcar unos valores que perviven tras la salida del colegio.

Para todos nosotros especialmente para los que ya tenemos la consideración de Antiguos Alumnos, saber que formas parte de la Gran Familia del Buen Consejo, es motivo de orgullo y alegría.

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