El informe quincenal que elabora el Ministerio de Interior sobre datos de inmigración, el último hasta el 28 de febrero, muestra que el cierre de fronteras que se produce en Melilla desde marzo de 2020 a raíz de la crisis del coronavirus ha provocado que la entrada por vía terrestre se haya reducido un 80 por ciento y se mantenga las cero entradas por la vía marítima.
Sí han crecido las llegadas a Ceuta por mar, 68 en los dos primeros meses de 2021, frente a 21 en el mismo periodo del año anterior, mientras que en Melilla, como decimos, no se han registrado llegadas, al igual que ocurría un año antes.
En cuanto a las entradas por la frontera terrestre, hasta el 1 de marzo de 2021 se han contabilizado 389 llegadas en ambas ciudades, frente a las 969 que se registraban en los dos primeros meses de 2020, es decir, casi un 60% menos. Aún así, en Ceuta se ha contabilizado un aumento de llegadas, 220 hasta marzo de 2021, frente a las 117 del mismo periodo de 2020; mientras que en Melilla cayeron un 80,2%, de las 852 de los dos primeros meses del año pasado, a las 169 contabilizadas en lo que va de 2021.
Al respecto, llama la atención que se hayan registrado esas 169 entradas cuando los puestos fronterizos están cerrados a cal y canto. Una muestra más de que a la inmigración es muy difícil ponerle puertas, sobre todo en los casos más desperados, ya sea por cuestiones económicas, en busca de una vida mejor; o porque estén perseguidos en sus países de origen por motivos diversos, desde los ideológicos a los de orientación sexual y de otra índole, cómo atestiguan casos que llegan al Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) de Melilla.
