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Ayudar al tejido empresarial

Tiene mucho mérito que el tejido productivo de Melilla, a pesar de las tantísimas dificultades que está sufriendo por la pandemia y la gestión de ella que se está haciendo, esté tirando del carro como ninguno para que la economía local no se hunda Melilla se despertaba ayer con la buena noticia de la bajada del paro. Algo para celebrar, no solo por lo importante que es para nuestra economía que las personas sin trabajo puedan encontrarlo, sino también porque ya era hora de encontrar una noticia positiva entre tantas negativas que nos trae la pandemia. Muy positiva, realmente, porque no se consigue todos los días una disminución del paro de casi el 10% y cerca de mil personas. De hecho, Melilla fue la autonomía donde se produjo una mayor caída del paro, y la única donde ahora hay menos desempleados en comparación con el mismo mes del año pasado, cuando aún no había empezado la pandemia, pero estaba a punto de hacerlo.
Cualquiera podría pensar que los planes de empleo tienen mucho que ver en estos resultados, pero apuntaban la delegada del Gobierno, Sabrina Moh, y la responsable del SEPE, Rosa López Ochoa, que estos no han sido “el principal factor” y que la causante de ese efecto podría ser la reactivación de la actividad en la ciudad, dado que el sector servicios es donde más ha bajado el paro, con 620 desempleados menos en febrero.
Tiene mucho mérito que el tejido productivo de Melilla, a pesar de las tantísimas dificultades que está sufriendo por la pandemia y la gestión de ella que se está haciendo, esté tirando del carro como ninguno para que la economía local no se hunda. Y ello, mientras en Melilla llevamos encadenando más de un mes el cierre de toda la actividad a las siete de la tarde, medida ahora suavizada solo para los comercios que venden productos de alimentación, limpieza e higiene, y por lo pronto continuaremos así, al menos, otros 15 días más. Cuando las autoridades no escuchan las peticiones de la hostelería para poder ampliar su horario de actividad y respirar un poco salvando parte de las cenas; y mientras hay empresas que no han recibido aún las ayudas solicitadas hace un año.
¿Se imaginan el impulso que podría tener el empleo en Melilla si se ayudara a las empresas, en vez de torpedearlas? Entonces, ¿por qué no se adopta ese camino desde las administraciones públicas, que se congratulan de una bajada del paro cuyo mérito es del sector privado? A veces da la impresión de que, quienes nos gobiernan, olvidan que estamos todos dentro del mismo barco y entre todos debemos impedir que se hunda.

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