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El primer año del cierre fronterizo deja en Melilla 126 detenidos y 201 kg de droga lanzada sobre la valla

El primer año del cierre de los pasos fronterizos entre España y Marruecos en Melilla, que se cumplió ayer, se ha saldado con 252 actuaciones de la Guardia Civil contra el tráfico de drogas lanzadas desde Marruecos por encima de la valla, que han dado lugar a la detención de 126 personas y 201 kilos de hachís intervenidos. En una nota de prensa, la Comandancia de la Guardia Civil de Melilla informó de que dos tercios de los 126 detenidos, concretamente 84, son menores de edad, que son utilizados con asiduidad para la recepción de la droga lanzada desde Marruecos, modus operandi conocida como “volteo”, y que empezó a darse con el cierre de los pasos fronterizos por la pandemia. Según la Guardia Civil, la casuística delincuencial en el vallado fronterizo es diversa, aunque el delito de tráfico de drogas del tipo hachís y sus derivados es el más asiduo y constante, si bien también se dan otro tipo de tráfico ilícitos como de cocaína o de medicamentos.
El modus operandi se basa en aprovechar la oscuridad, lugares propicios con abundante arboleda o matorral, para ocultarse, y también utilizar los desagües de las calzadas y cauces de los arroyos para aproximarse a la valla para recoger los paquetes con droga y darse a la huida.
El cierre de la frontera ha conllevado una reestructuración de los servicios de la Comandancia de la Guardia Civil para neutralizar las nuevas formas delictivas que antes de la pandemia nunca se habían dado, dando así respuesta a la modificación de esos tráficos ilícitos, tanto por mar como por tierra.

Perfeccionamiento
Según el instituto armado, se constata que van en aumento en los últimos meses, al perfeccionarse las actuaciones delictivas y ser más asiduas, lo cual hace que los delitos se materialicen en escasos segundos, pese al esfuerzo de vigilancia que se realiza desde ambos lados del vallado.
El “volteo” de la droga a través del vallado se realiza de forma coordinada, y el método habitual de enlace entre los lanzadores desde el lado marroquí y los receptores en el español es la llamada telefónica previa.
Sabedores del cerco establecido, vigilan los movimientos de las patrullas de servicio y los modos de actuar, llegando a utilizar triquiñuelas, como movimientos sospechosos para atraer su atención, o el lanzamiento de paquetes que contienen piedras, a modo de señuelos, para desviar su atención y los recursos disponibles.
Al atardecer o durante la noche, a los paquetes les adosan “marcadores luminosos”, similares a los utilizados en la pesca deportiva, para ver su trazabilidad y no perderlos. Además, la Guardia Civil ha constatado la utilización de drones, en varias ocasiones, que transportan ocultos en mochilas o vehículos, a los cuales les adosan un dispositivo de enganche y suelta de la mercancía.
En una ocasión, el dron se descontroló y llegó a impactar contra una vivienda, sin que se produjesen daños materiales o corporales.

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P.S.T.

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