Alguien se puede preguntar qué tienen que ver las mociones de censura y las elecciones anticipadas, que tan de moda están en los últimos días (especialmente en La Comunidad de Madrid o la Región de Murcia), con la frontera de Melilla con Marruecos. Tienen en común un futuro o una resolución inciertos. En la Comunidad de Madrid se olía (según sus socios de Ciudadanos, no había nada que temer pese a los múltiples palos en las ruedas que, de forma reiterada, ponía Aguado (CDS) a la presidenta) la señora Ayuso una traición de sus socios de gobierno en forma de moción de censura y, confiando mucho en sí misma y en un gran resultado en la nueva elección (no se sabe si de forma acertada o desacertada; el futuro lo dirá), ha convocado unas elecciones anticipadas que no se sabe a qué partido/os beneficiará, pero que perjudica claramente a todos los ciudadanos de a pié que esperan ayudas urgentes y a los que cualquier retraso (previsible con la lógica paralización de muchos temas) les puede significar la muerte económica o física. ¿Qué pasará en las nuevas elecciones? La resolución es muy incierta y puede obtener el PP la mayoría absoluta o quedarse sin gobierno, CDS (Ciudadanos) puede desaparecer del mapa o pasar a ser la fuerza más votada e incluso gobernar, el PSOE puede hundirse o meter la cabeza en el gobierno y así el resto de fuerzas, con VOX como tapado.
De igual manera salen perjudicados los ciudadanos de la Región de Murcia, en la que la jugada de PSOE y CDS, vía moción de censura, puede quedarse en nada (tránsfugas mediante o con marcha atrás de CDS) o puede acabar con el PSOE o CDS gobernando. No ha quedado muy bien Inés Arrimadas, que no hace mucho dijo que “es una irresponsabilidad promover una moción de censura durante la pandemia” y cuyas explicaciones del porqué de la moción no resultaron muy convincentes para casi nadie. Lo dicho, futuro incierto.
¿Cuál es el futuro de la frontera de Melilla con Marruecos? El sábado pasado hace ya un año que está cerrada y Sofía Acedo (PP) tiene razón al declarar hace días que “tiene que haber un plan específico de apertura de fronteras cuando la situación lo permita”. No hay ningún plan ni se espera demasiado de nuestro gobierno social-comunista, que parece espera que nuestro país vecino muestre el camino. Hay que ponerse a trabajar con Europa y Marruecos para tener claro qué nos deparará la frontera en el futuro, para saber si podremos hacer turismo, si se podrá comerciar (debería ser de forma legal, dejando aparcado para siempre el comercio atípico), qué tipo de frontera será (el ideal es que sea frontera europea), etc…Al igual que las mociones y elecciones, el futuro es incierto e incluso se vislumbra negro.
Estando fuera de Melilla, hace unos días hablé con una persona (no melillense) que hizo la “mili” en nuestra ciudad el año 1.995 y que recordaba las cosas buenas y malas de su experiencia. Estuvo en Artillería y en la Legión (fue un gran tirador con premios) y escuchándole, me hizo pensar sobre el papel del ejército en Melilla entonces y ahora. En aquella época pasada el número de efectivos era muy superior (controlaban frontera, calles, etc… y tenían “permiso para disparar”), atraía una gran cantidad de visitantes con las juras de bandera o residentes destinados y eran un importante motor de la economía local (los restaurantes, locales de copas, tiendas o comercios, etc., todavía los echan de menos) y un importante e influyente miembro de la sociedad melillense. Actualmente los efectivos son muy pocos y su influencia también está bajo mínimos. ¿No podría ser una solución más (no la única) que Melilla recuperase efectivos y acuartelamientos (ahora muchos abandonados) para formar tropas de élite (un ejemplo podría ser Jaca, en el pirineo aragonés)? Probablemente nuestra economía local daría un paso de gigante y podría recuperar parte de la alegría y ambiente de antaño… Pero claro, si tenemos un gobierno débil y cobarde que tiene que pedir permiso a nuestro país vecino para hacer cualquier cosa, las posibilidades bajan mucho, como nuestra economía.
“Al igual que las mociones y elecciones, el futuro (de la frontera) es incierto e incluso se vislumbra negro”.
“¿No podría ser una solución más que Melilla recuperase efectivos y acuartelamientos para formar tropas de élite?”.
J.B.
