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Un cierre perimetral con demasiados agujeros

Desde nuestras instituciones se está permitiendo este juego con la salud pública, no solo por el covid, sino también por lo que supone ocupar una cita médica que alguien con un problema de salud real puede necesitar. Si de verdad hay preocupación por la pandemia, cuando Melilla lleva más de un mes líder de España en contagios, que nuestros gobernantes se pongan manos a la obra para que las restricciones, que tanto daño social y económico hacen, no se eternicen por los siglos de los siglos por no aplicarlas con mano de hierro En Melilla, a diferencia de otros lugares, nos tenemos que enterar de las medidas que se adoptan contra el coronavirus por el BOME y no por los miembros del Gobierno local, a pesar de que no son pocos, ciertamente. Hasta tres de esos miembros podrían hacerlo, como podrían ser el propio consejero de Salud Pública, Mohamed Mohand, la coordinadora covid, Gloria Rojas, o el presidente, Eduardo de Castro, que lleva semanas sin dar una rueda de prensa y prioriza las visitas de obras y de barrios, y la fotogalería, en general, a su deber de informar a los ciudadanos de las medidas que adopta tanto él como su Gobierno en general.
De Castro no explica por qué decide prorrogar un decreto que se está mostrando como inservible, puesto que cada vez se incumple más. Hasta el propio consejero Mohand lo reconoce abiertamente. Sin embargo, desde Salud Pública no hablan de las medidas del decreto porque, aunque son medidas anticovid, no son de su competencia, por lo que los melillenses seguimos sin respuestas a las preguntas que se hacen.
¿Por qué nos prohíben viajar y nos encierran en Melilla con el argumento de que la movilidad es amiga del virus, y tenemos que ver, sin embargo, a cada vez más personas saltándose esa restricción, cogiendo barcos y aviones para ir a la península con una supuesta cita médica? Tanto es así, que alguna compañía ya ha anunciado refuerzos en sus conexiones para Semana Santa. Esta triquiñuela, que va en aumento, está haciendo fracasar la estrategia de lucha contra el coronavirus en Melilla, no solo porque la movilidad se mantiene aunque esté restringida, sino también porque la laxitud con las medidas provoca que quienes las cumplen, que son la mayoría, pierdan el interés por seguir cumpliendo. Es injusto por la desigualdad que crea, además de malo para la salud pública, no hacer cumplir las normas, que fue lo que prometieron hacer quienes hoy están en el Gobierno cuando tomaron posesión.
De nada sirve que el director general de Salud Pública, el único que está dando la talla a la hora de informar a la ciudadanía, salga pidiendo esfuerzo en el cumplimiento de las normas cuando quienes están por encima de él, que son los miembros del Gobierno, no se toman con interés ese llamamiento y miran a otro lado mientras una parte de la población entra y sale de Melilla como Pedro por su casa, pidiendo citas médicas en la península a las que luego no acuden solo para darse un viaje.
Desde nuestras instituciones se está permitiendo este juego con la salud pública, no solo por el covid, sino también por lo que supone ocupar una cita médica que alguien con un problema de salud real puede necesitar. En realidad, esto nos perjudica a todos, porque ya hay centros médicos que vetan a pacientes melillenses y quienes viajan pueden venir con regalito en forma de brotes. Si de verdad hay preocupación por la pandemia, cuando Melilla lleva más de un mes líder de España en contagios, que nuestros gobernantes se pongan manos a la obra para que las restricciones, que tanto daño social y económico hacen, no se eternicen por los siglos de los siglos por no aplicarlas con mano de hierro.

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