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LA SEMANA

El Show de Iglesias

“¿Se cree alguien que (la huida de Iglesias del gobierno) es un impulso espontáneo?”.

“Esperemos que podamos liberarnos del mundo falso en el que nos tienen prisioneros el dúo Sánchez/Iglesias”. Observando, en todas las cadenas y a todas horas, el permanente e insufrible “show de Iglesias (secretario de Podemos y aún vicepresidente del gobierno de España)”, se me viene a la cabeza una de las mejores películas del actor Jim Carrey, “El show de Truman”, que se estrenó el año 1.998 y que fue un gran éxito de taquilla y crítica (recaudó más de 264 millones de dólares de la época).
El argumento de la película es: Truman (Jim Carrey) ha nacido y se ha criado en un inmenso set cinematográfico, manejado desde afuera por los directivos de la cadena y el productor. Al igual que en el mito de “La caverna de Platón” (donde unos individuos están encadenados, desde su nacimiento, en una cueva y solamente pueden ver las sombras que les llegan desde el exterior. La liberación se hace posible cuando uno de ellos se escapa y vuelve para contar a los prisioneros lo que sucede en el exterior, lo que les incita a escapar, después de haberlo tomado por loco y mofarse de sus cuentos), Truman solamente conoce lo que ve, su realidad. Cuando alguien que viene del mundo real le dice que todo, su familia, su trabajo, sus amistades, es un simulacro, se niega a creerles. En un momento dado, Truman decide dudar de todo. En ese comienza su liberación de las cadenas y el conocimiento de lo que existe fuera de aquel mundo falso.
Cuando todo se deshace, cuando Truman logra terminar con aquel show que ha durado más de 30 años, los espectadores alaban la decisión de Truman de abandonar la ciudad pero inmediatamente después se olvidan de todo y cambian de canal en busca de otro programa que les entretenga.
En la actualidad, como ocurría en la película de Jim Carrey, vale todo, se manipula la realidad, se engaña, y se hace lo que sea para conseguir espectáculo y audiencia. Nuestro “impresentable” (acepciones de la RAE que se ajustan mucho a su persona: 1.- “Que no se puede presentar en público por su aspecto”; 2.- “De escasa calidad moral e intelectual”) vicepresidente podemita Pablo Iglesias es un experto en manipular y engañar. ¿Alguien con un poco de inteligencia puede creerse que le importan algo los ciudadanos de la Comunidad de Madrid a los que viene a “salvar”?. ¿Se cree alguien, que no sea sordo y ciego, que se lleva muy bien con Sánchez? ¿Se cree alguien que (su huida del gobierno) es un impulso espontáneo? Respuesta a las tres preguntas: ¡nadie!
Desde su época en la tuerca (programa de Público TV que presentaba Pablo Iglesias Turrión) el “pequeño dictador” que lleva Iglesias en su interior (él no quiere medios de comunicación independientes, quiere súbditos y medios afines) sabe del poder de los medios de comunicación, de lo manipulables que son las masas. Cree saber que una mentira (o muchas) contada con insistencia y en los momentos y lugares oportunos, pasa a ser una verdad que muchos creen a pies juntillas.
Tanto Iglesias como Sánchez siguen tomando por tontos a los ciudadanos (¡estos tragan con todo!, piensan) y empiezan a escenificar (como en “El show de Truman”) desacuerdos y/o peleas para hacernos ver, en las cada vez más próximas elecciones, que no son lo mismo. Cuanto más se acerquen las elecciones nacionales más querrán hacernos creer que son diferentes, pero son dos patas de la misma silla, aquella que pacta con nacionalistas, con pro-etarras, que nos quiere quitar la libertad y que quiere controlar todos los aspectos de nuestras vidas.
Iglesias se ha postulado como candidato a la Comunidad de Madrid porque ve que está perdiendo terreno con Pedro Sánchez (Sánchez, como suele hacer con amigos y enemigos, le está engañando) y se agarra a un clavo ardiendo para no perder lo conseguido (nadie duda que, si no consigue llegar al gobierno de Madrid, retomará su escaño: “la pela es la pela”).
Esperemos que, como hizo Truman (cuyo nombre no se puso por casualidad, ya que viene del inglés, true man, que significa hombre de verdad o verdadero), podamos quitarnos las cadenas y poder liberarnos del mundo falso en el que nos tienen prisioneros el dúo Sánchez/Iglesias.

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