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CARTA DEL EDITOR

De lo posible a lo imposible

No hay vacuna que mate al virus de la catástrofe económica / Un Plan Estratégico necesita objetivos concretos y personas capacitadas para ponerlos en práctica. No serán políticos populistas los que puedan hacerlo / ¿Creen que es posible un Gobierno melillense en el que estén Juan José Imbroda, Mustafa Aberchán, el PSOE y un tránsfuga? La economía española, no solo la melillense, es un desastre. Un editorial de ABC del 24 de marzo concluía que la crisis económica empieza a ser mucho más corrosiva incluso que la sanitaria. Según datos oficiales, el PIB español se hundió un 10,9% en 2020, la mayor caída de la historia moderna de España. Sin recurrir a las frías cifras, nadie duda de que la situación económica de España es desesperada, al borde del estallido social.
Que la crisis sanitaria es inmensa resulta evidente. Todos los días, miles de informes e informativos nos lo recuerdan. Como es imposible determinar quién es el culpable, cual es el origen del drama sanitario (¿Europa? ¿China? ¿Trump? ¿La “irresponsabilidad” de los ciudadanos?, etc), casi todos los Gobiernos, y el de Sánchez muy especialmente, se sacuden la responsabilidad de las muertes y las catástrofes, y culpan a lo indeterminado que, como tal, no se puede defender, ni quiere. El alud, pagado en su mayor parte, de informaciones sobre el covid que padecemos proviene de ese interés de los gobiernos populistas nacionales -como el nuestro- de esquivar los problemas, endosándoselos a otros, e intentar apropiarse de las soluciones, cuando lleguen, si llegan.
Esa política escapista puede ser eficaz, de momento, en lo que a la crisis sanitaria se refiere, porque las vacunas terminarán por vencer a los virus, como siempre ha ocurrido en la historia de la humanidad. Pero no hay vacuna que mate al virus de la catástrofe económica, vacunas que se puedan administrar a las empresas muertas, a las personas sin trabajo, a los hambrientos sin comida. Esos más de dos millones de pymes que no van a tener siquiera opción de solicitar las ayudas europeas gestionadas -tarde y mal- por el Gobierno español están condenadas a la desaparición, lo que ocurrirá si este Gobierno marxista sigue gobernando. Y eso es lo que, en el fondo, este Gobierno persigue: que seamos, como Cuba o Venezuela, una economía comunista en la que todo dependa del partido, de los dirigentes comunistas, en suma.
“Al presidente Sánchez le persiguen tres de los cuatro jinetes del Apocalipsis: los muertos, los parados y los impuestos”, leo en algún sitio. Pero eso a él le importa poco, mientras no le alcancen, esos jinetes, a él y a su presidencia.

Plan Estratégico de Melilla
Según Dunia Almansouri, que va de sobrada, el objetivo de ese Plan Estratégico para 10 años -que, como ya escribí, creo que nace, si termina de nacer, muerto- es “convertir a Melilla en una sociedad avanzada, moderna y con un desarrollo sostenible”. Como si tanta falta de concreción no fuera suficiente, la consejera añadió que “estamos determinando cual va a ser el futuro de Melilla”. Determinar es tomar la decisión de hacer la cosa que se expresa, y no se puede determinar lo que no se ha expresado, porque “convertir a Melilla en una sociedad avanzada, moderna y -eso no puede faltar en un progre- con un desarrollo sostenible” no es expresar cosa alguna, más allá de un deseo, una utopía, como podría haber sido el de que todo el mundo fuera bueno, rico y saludable (sin covid). Un conjunto de deseos generales, propagandísticos, no es un Plan. Un Plan Estratégico necesita objetivos concretos y personas capacitadas para ponerlos en práctica. No serán políticos populistas los que puedan hacerlo.

Adiós Semana Santa
También los gremios que viven de la Semana Santa, tan española, afrontan un viacrucis -nunca mejor dicho- sin precedentes para ellos. “Oficios históricos como la imaginería, la orfebrería o el bordado están en peligro de extinción… La industria cofrade ha perdido este año el 75% de su facturación…La suspensión de las procesiones de Semana Santa no afecta solo al turismo y a la economía del ocio”, leo en un especial de ABC sobre La pandemia cofrade.
Melilla va a tener un éxodo de melillenses, durante estos días sin procesiones y con duras restricciones, sin parangón y -me temo- sin demasiado control. La necesitada economía de provincias cercanas, como Málaga, Granada o Almería, lo agradecerá, probablemente, pero la moribunda economía de Melilla lo sufrirá.

Posdata
¿Creen que es posible un Gobierno melillense en el que estén Juan José Imbroda, Mustafa Aberchán, el PSOE y un tránsfuga? Cualquier melillense de hoy contestaría: no. Pues respuesta errónea: en 1988 se produjo ese tipo de Gobierno. Se puede comprobar en la foto de esta Carta, reproducción de lo que publiqué el 6 de abril de 1998 y que ahora, en pleno proceso de escritura de mi libro de los 36 años de MELILLA vistos por MELILLA HOY y mis Cartas del Editor, estoy reviviendo. Lo imposible de ahora fue posible antes, y viceversa.

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Enrique Bohórquez López-Dóriga

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