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LIBERTAD ECONÓMICA

Los chanchullos de Iglesias: Indemnización y sueldo vitalicio

Los españoles acabaremos pagándole un sueldo vitalicio a Pablo Iglesias superior a 107.000 euros anuales y una indeminzación de 100.000 euros por su “cese”. Esto será así porque el vicepresidente será propuesto por Sánchez como ‘consejero permanente’ del Consejo de Estado, y si bien la propuesta debe ser aprobada por el Consejo de Estado, no se han dado casos de vicepresidentes a los que se les haya denegado el acceso tras solicitarlo, según informa el Periodista digital. Un puesto que es “inamovible”, según el propio reglamento del Consejo de Estado. Además, Iglesias recibirá 100.000 euros, ya que el BOE no recoge la “dimisión” de Iglesias, sino un cese por parte de Pedro Sánchez. Según la La Ley 74/1980, la indemnización por cese se corresponde al 80% del salario por 15 meses que ejerció como vicepresidente del Gobierno de Pedro Sánchez.
Y aquí nadie pone el grito en el cielo ante la posibilidad de que esto ocurra. A nadie le preocupa que un miserable y revanchista como Iglesias viva el resto de su vida cobrando un sueldo vitalicio con cargo a los contribuyentes. Un reconocido comunista, financiado por dictaduras como Irán y Venezuela, que ensalza la imagen de asesinos y dictadores día sí y día también. Una persona cuya una realidad son los libros y las series de Netflix. Un engañabobos que tiene los días contados en política, pero que se pasará el resto de su vida viviendo del dinero que cuesta tanto generar en una economía como la española.
Me encuentro desde hace meses en Edimburgo, capital de Escocia. Sorprende ver la cantidad de españoles que vienen aquí a buscar suerte. De hecho, salir a la calle y no escuchar a personas hablar español por la calle es bastante raro. Y me produce mucha tristeza la verdad, porque estas personas vienen aquí, como decía anteriormente, buscando ganarse la vida de alguna forma, como sea. Sin ir más lejos, ayer me contaban la historia de una chica que estaba yendo local por local dispuesta a aceptar un trabajo de lo que sea. Me decepciona tremendamente que nuestro país sea esto, un país con muy pocas oportunidades del que huir para encontrar trabajo, y todo por culpa de unas regulaciones laborales tremendamente rígidas y la demonización de la empresa privada que nos convierte en un país poco atractivo para la inversión.
Pero lo cierto es que tenemos lo que nos merecemos, y que la sociedad española no premia ni el esfuerzo ni el trabajo, sino que lo desprecia e incluso critica. Es triste, muy triste.

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F. Bohorquez

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