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Antes de actuar, en cualquier ámbito de la vida, es bueno ser consciente de dónde se está y cuál es nuestra importancia

España es un país que tiene cada vez menos peso en la escena internacional y cuya capacidad de influir es también muy limitada dentro de Europa y la Unión Europea. Nuestro país posee, con 1,778 (miles de millones de dólares), el 15º PIB (Producto Interior Bruto) del Mundo, a años luz de las grandes potencias. En el ranking le preceden: China (25,360), Estados Unidos (19,490), India (9,474), Japón (5,443), Alemania (4,199), Rusia (4,016), Indonesia (3,250), Brasil (3,248), Reino Unido (2,925), Francia (2,856), México (2,463), Italia (2,317), Turquía (2,186) y Corea del Sur (2,035). En PIB per cápita, que puede ser un mejor indicador de la riqueza de un país, estamos en el puesto 29. Tenemos el penoso honor de ser uno de los países europeos con más parados, con más coches oficiales y más políticos (en proporción a los habitantes). No somos tan altos ni tan guapos como nos quieren hacer creer algunos políticos populistas…
En una comida, con un gran amigo, este fin de semana salió el tema de la escasa influencia de España y Europa dentro del actual marco internacional. Europa y España deben darse cuenta del actual punto de partida para intentar mejorar. El tema de la escasez de vacunas es un ejemplo reciente de como las empresas farmacéuticas torean a Europa y a España. No tenemos peso, no tenemos investigación y no tenemos fuerza para obligar a que se cumplan los compromisos…
También en Melilla hay políticos (por ejemplo Eduardo de Castro) o colocados por la política (por ejemplo, Julio Liarte) que creen que valen mucho más de lo que valen (todos ven su escaso valor, menos ellos). No aspiran a mejorar porque lo saben todo y nunca se equivocan. El “gran gafe” no merece mucha mención salvo el chiste fácil con su apellido, que le va al pelo: Liarte te la lía, por torpe y mala persona (una combinación explosiva). Nuestro actual Presidente de la Ciudad es un caso curioso de un tránsfuga de hecho (lo que era hasta ahora) que se desmarcó de su partido para hacer lo que le daba la gana en beneficio propio, que puede pasar a ser un tránsfuga con todas las letras tras su expulsión de Ciudadanos por el caso “grúas”. Con una cara de cemento armado, dice ver “injusta e irresponsable” su expulsión, cuando es algo que debió hacer CS hace mucho tiempo, pero que, nadie entendió por qué, el partido naranja no lo hizo hasta ahora.

Se avecinan, como consecuencia de la expulsión de De Castro de Ciudadanos, movimientos en la política melillense debido a lo que dice el artículo 24.3 del Reglamento: “Si el Diputado de la Asamblea que se separe ocupara un puesto electivo en los órganos de la Cámara, cesará inmediatamente en el mismo, debiendo realizarse una nueva elección”.

Ciudadanos (no se sabe si en connivencia con el PSOE), les va a hacer el trabajo sucio a PSOE y CPM (que se querían quitar de en medio al actual Presidente), ya que, tras su expulsión, De Castro puede renunciar al acta o ir al Grupo Mixto (donde le espera el otro tránsfuga, Delgado). En este último caso, en aplicación del anteriormente citado artículo del Reglamento, debería cesar en su cargo.

El jueves 4 de abril empezó a funcionar el nuevo contrato marítimo con tres líneas y dos compañías distintas. Las líneas OSP (Líneas de Obligación de Servicio Público), que tradicionalmente gestionaba Trasmediterránea, pasan a ser gestionadas por ésta (la línea Málaga-Melilla) y por Balearia (las líneas con Motril y Almería). Una muy buena noticia que por fin la comunicación marítima con la península, que tan importante es para el transporte de personas y mercancías, está garantizada.

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