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El rincón de Gallardo

En proceso

Tiempo, tiempo de reflexión y recogimiento. Pero es que llevamos demasiado tiempo sometidos a restricciones, movilidad acotada, reducido esparcimiento refiriéndome a la mayoría de conscientes y solidarios. Ello deja huella, marca, afecta, siendo aún muchos los efectos de una pandemia que se alarga en exceso.
Hablando de las vacunaciones, el objetivo estrella y prioritario que nos debería de guiar a todos, demasiados ritmos dispares, interpretaciones, protocolos, recepciones incumplidas en su anunciado tiempo de llegada y aplicar, haciendo que lo que es prioritario sea motivo de ataques y respuestas que cuestionan hasta la punta o grosor de la susodicha aguja y argumental verborrea politizada inaguantables.

Reitero, tantas versiones, interpretaciones despistan, confunden, no ayudan a ir asimilando creciendo la incertidumbre y desconfianza, la inseguridad y el desapego, ante el sacrificio de la mayoría y las nada ejemplificantes imágenes del botellón y el apercibimiento sin efectiva sanción reconductora.

El espacio Schengen que no cierra fronteras facilita nos lleguen los turistas del buen beber y los seudo museos como mentirosa excusa. Mientras , los nacionales no podemos movernos por el suelo patrio, contrasentido de muy difícil comprensión. La dualidad salud y economía, el echar la culpa al otro, los bulos e insultos allanan el macabro crecer de fobias y extremismos. Todo se judializa , se menosprecia, desaparece la tolerancia y la desafección oscurece la necesaria esperanza.

Campean por algunos medios correveidiles arregimenados que se amparan en la libertad de expresión y opinión ,manipulando a su antojo y a quienes les pagan, manchando la noble profesión periodística clave en nuestra democracia. No existe la ética o deontología para quienes buscan el impacto sin verdad contrastada ni fundamento.

No es concebible el Gobierno o la oposición siempre erren, siempre se equivoquen, el no por el no. Nadie reconoce los méritos del otro, los aciertos del de la otra orilla, en una democracia que se vanagloria del valor de la pluralidad con la boca chica. Y si por suerte aparece el sí, aparece el “pero” descalificante ; no se buscan los puntos en común cuando los hay, acentuándose el matiz y la innecesaria o artificial diferencia, instalándose en el conflicto permanente.

A este escribano lo que en verdad le preocupa es la otra pandemia largamente permitida que denota la hipocresía de tanto prócer y bien instalado. Los deshaucios , los que no llegan ni a medio mes, los que atacan la dignidad y se ríen de las desgracias ajenas, los que no creen y debilitan el bienestar colectivo y lo público ,los desvalidos y sin techo, los que califican la desigualdad como estructural y pago del sistema para el beneficio de pocos, las migajas de la beneficencia cual indulgencia salvadora por el buen proceder consolidando la pobreza excluyente. A quienes así actúan y justifican, mi repulsa y personal condena.

En otro orden de cosas, no puedo obviar el empacho de madrileñismo que centra la próxima contienda electoral. El argumentario centrista conservador dualizando “ Comunismo o libertad” me provoca por su falta de respeto a quienes no somos tan simplistas ni amantes del trumpismo feroz y los nuevos Bolsonaros. Parece ser que solo se es libre aceptando el “Ayusismo made in Rodriguez”,pues todo lo demás es social comunismo y el mal de males. Qué se puede esperar de quienes siguen calificando al Gobierno de coalición de ilegítimo no aceptando la derrota en las libres urnas. O yo o nadie y el vale todo por lema, el kaos o la libertad.

Y siguiendo con las preocupaciones y mucho, las secuelas de los curados, los efectos secundarios y su evolución a estudiar, no saber el tiempo de inmunidad, la necesaria vertebración socio económica en la deseada “ normalidad ”, decrecer gradualmente la precariedad, demonizar la realidad migratoria culpabilizándola de la inseguridad en nuestras calles, el “todos son iguales que intenta justificar a tanto vividor”, la profesionalización de la Política, la corrupción enquistada, la desigualdad galopante, los privilegios y puertas giratorias, las concesiones vitalicias, la democracia a mi medida y no profundizar en ella acompañando el paso del tiempo, la participación a destiempo, tanto estómago agradecido y tanta falta de compromiso y conciencia para con los débiles. Y es que en esto sigo siendo un clásico irrealizado o un renovado y contestatario jubileta que busca satisfacer entre otros su ego.

Pensar en voz alta, despertarte inseguro, el insomnio e la intranquilidad, escribir y dar rienda siguiendo tus cánones, saber que eres voz y quizás te enmudezcan por molestar, aceptar por protocolo y a regañadientes, agradecer tu volar y tu libre expresar sabedor de que existe ese eco y la esperanza en esa puerta a ese mañana… y poderlo contar.

Sea espacio, sea rincón o atril o tribuna, mi sincero agradecimiento y deseos de salud. Donde una puerta puede cerrarse quizás otra pueda abrirse pues una esperanza reaviva a otra y hay que seguir confiando en que saldremos.

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