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LA SEMANA

Seguidor leal/sumiso sin más criterio que el que le inoculan o seguidor con ideas propias. El virus sigue con nosotros

“Quiere (Iglesias) ciudadanos dependientes y estómagos agradecidos (“abrazafarolas y correveidiles”, que hubiera dicho el gran Jose María García)”. / “Dentro de la Confederación habrá intereses particulares que deseen volver al pasado, pero el futuro no pasa por ahí, pasa por entrar en la Unión Aduanera Europea (por ello debe luchar la Confederación y todos los melillenses)”. Por desgracia, al ritmo cojonero al que va la vacunación en España y Europa (que se agrava con las dudas sobre la vacuna de AstraZeneca) se une el follón con la vacuna rusa (¿cómo nos la van a vender si tienen puesto un porcentaje menor que nosotros y, al parecer, tampoco tienen capacidad para abastecer una importante futura demanda?), vamos a tener que seguir conviviendo con las restricciones y el corona virus hasta el final del verano. Sánchez volvió a aparecer para intentar sacar rédito electoral, como suele ser habitual, al avance (de tortuga, pero avance) de la vacunación. Si antes dijo que “en verano estará vacunado el 70% de la población” ahora, con su habitual tono de darse importancia, dice que es el momento de “vacunar, vacunar y vacunar” y que será a finales de agosto (¡ojalá!, aunque nadie le cree ya). Es un experto en hacer poco y en intentar transmitir que hace mucho…
Otro que habla mucho y hace poco o nada es nuestro ex-vicepresidente Iglesias. Trabajar no trabaja mucho (“Sólo un cretino se sentiría bien cuando lo que tiene encima es muchísimo trabajo». Pablo Iglesias dixit), pero a la hora de alentar a las masas para actos violentos o scratchers es el primero. Él no quiere ciudadanos o seguidores con ideas propias (las suyas siempre son las mejores), quiere seguidores leales y/o sumisos y así cree poder dominarlos; esta semana los lanza a boicotear un acto de Vox (un partido, pese a lo que él diga, mucho más democrático que, por ejemplo, sus amigos de Bildu o Ezquerra) y le parece normal que se lancen (a policías, asistentes al acto y a los actuantes de Vox) piedras, patadas , insultos, etc. Debería saber que, como dijo Eugéne Ionescu, “Nadie es dueño de la multitud aunque crea tenerla dominada”. Quiere ciudadanos dependientes y estómagos agradecidos (“abrazafarolas y correveidiles”, que hubiera dicho el gran Jose María García). Usando su habitual forma de argumentar digo yo y “todo el mundo estará de acuerdo” que es mejor enseñar a dar.
No me sorprende leer lo que escribe Fernando Gutiérrez Díaz de Otazu en nuestro periódico. Estoy de acuerdo con casi todo lo que dice sobre lo fácil que es criticar, muchas veces con muy malas formas, en las redes sociales sobre una base que ni los propios críticos conocen (critican por lo que oyeron o alguien les dijo, sin haberlo vivido o sin haber profundizado en el tema). Hay una gran cantidad de personas que opinan/critican de/sobre cosas pasadas como si las hubieran vivido y que tienen una querencia por mirar al pasado, cuando lo lógico es dejar atrás el pasado (sea bueno o malo), que nunca volverá, y mirar al futuro.

El problema de la frontera

La Confederación de Empresarios de Melilla escribió una carta a la ministra de Exteriores pidiendo una reunión para denunciar la falta de respuesta del Gobierno al intento de Marruecos de asfixiar a Ceuta y Melilla. Quieren recurrir también a Europa para que “obligue a Marruecos a desbloquear las importaciones”. Muchos pensamos que la antigua forma de hacer negocio con Marruecos no volverá y que tampoco es bueno que vuelva. Dentro de la Confederación habrá intereses particulares que deseen volver al pasado, pero el futuro no pasa por ahí, pasa por entrar en la Unión Aduanera Europea (por ello debe luchar la Confederación y todos los melillenses) y por tener una frontera europea que comercie de una forma “normal”, como cualquier otra ciudad fronteriza.

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