La plantilla de la U.D. Melilla ya ha olvidado el encuentro del pasado domingo ante el Getafe B, con el que empató a un gol, y ya está centrado en el choque de mañana miércoles ante el Atlético de Madrid B (Ciudad Deportiva de Majadahonda: 11’30 horas), correspondiente a la tercera jornada de la fase de permanencia del Grupo V-E de la Segunda B y que fue aplazado por seis casos positivos de coronavirus en el plantel rojiblanco. Los melillenses afrontan este nuevo compromiso con la imperiosa necesidad de sumar los tres puntos para no ver peligrar su continuidad en la cuarta categoría nacional, ya que los dos empates consecutivos ante Las Rozas C.F. y el Getafe B le han hecho perder una buena renta de puntos con respecto a sus perseguidores en la clasificación.
El encuentro ante el filial rojiblanco será el primero de los dos que disputará a domicilio, ya que este próximo domingo también tendrá que rendir visita a la U.D. Poblense.
El plantel azulino reanudó ayer lunes el trabajo de la semana en el Estadio Municipal Álvarez Claro. Por un lado, los jugadores de campo completaron una sesión de trabajo en el gimnasio, junto al preparador físico, Carlos Gómez, mientras que los porteros se ejercitaron en el césped, junto al entrenador de porteros Mohamed Said.
El plantel que dirige Ángel Viadero volverá a entrenar este martes, antes de emprender viaje en avión, a media mañana, con destino Madrid para enfrentarse al filial rojiblanco.
El técnico unionista podrá contar con todos sus jugadores, a excepción de Marcos García, que continúa con su proceso de recuperación de una rotura de fibras de tres centímetros en el gemelo de su pierna derecha y en este lunes trabajó sobre el césped municipal.
Por su parte, el Atlético Madrid B también llega con urgencias a este choque, tras perder el pasado domingo ante la U.D. Socuéllamos C.F. por 1-0, que le sitúa en la cuarta posición, con 25 puntos, a 4 créditos de distancias del Melilla, que es primero en la tabla de la fase de permanencia.
El conjunto filial encajó el tanto de la derrota en las postrimerías del encuentro, en el minuto 87, cuando Fran Cortés empujó el cuero al fondo de las mallas.
