Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.
Logo de Melilla hoy

El rincón de Aranda

Yo también quiero que lo reconozcan y pidan perdón, ¡ya!

melillahoy.cibeles.net fotos 782 Juan Aranda web

El 30 de Mayo de 1921, el Comandante Jesús Villar, destinado en la Policía Indígena, se dirigía al río Amekrán hacia un aduar cercano, para reunirse con Haddú Boaza y Hach Semai, notables de la kábila de Tensaman. El Comandante Villar iba para recibir información sobre la toma, por parte española, del monte Abarrán. Los moros le aconsejaron que esa operación traería a los españoles un desastre que no olvidarían jamás, por ser este monte de difícil acceso, falto de piedras para los parapetos, tener que hacer la aguada en lo más hondo del mismo, etc. El General Silvestre, confiando en su “estrella”, no le da importancia a las advertencias y ocupó Abarrán. El 7 de Junio, el Comandante Benítez, ocupa Igueriben, con dos compañías de fusileros del Rgto. Ceriñola. Días antes, estos fusileros y su comandante, habían rechazado al enemigo en Sidi Dris. El 17 de Julio, el heliógrafo de Igueriben lanzaba destellos patéticos hacia Annual pidiendo ayuda: “Falta munición de cañón, escasea la de fusil, falta agua. Disparen sobre las laderas de Igueriben, sobre las alambradas (…)”. Entre los héroes de Igueriben figuran: el Comandante Julio Benítez, el capitán Arturo Bulnes, los tenientes Alfonso García Arrabal, Manuel Castro Nuño, Ovidio Rodríguez, Justo Sierra, y el alférez Rafael Villanueva Hoppe. Todos ellos pertenecían a Infantería. El capitán Federico de la Paz Orduña y los tenientes Ernesto Nougués Barrera y Julio Bustamante pertenecían al Arma de Artillería. Y el alférez Enrique Ruiz Osuna lo era de Intendencia. Una de las llamadas desesperadas por medio del heliógrafo que se recibió en Annual desde la posición de Igueriben fue: “Los de Igueriben mueren pero no se rinden. Benítez. Aún quedan doce cargas de cañón, que empezaremos a disparar para rechazar el asalto, contadlas y al duodécimo disparo, fuego sobre nosotros; pues moros y españoles estaremos envueltos en la posición. Benítez “. El 10 de Agosto, Monte Arruit se rinde después de una heroica defensa de 13 días. Algunos testigos presenciales comentaron que, cuando los soldados españoles desarmados, enfermos y depauperados, iban saliendo por la puerta de la posición, los moros los acribillaban a balazos, y apuñalaban sin piedad; formándose la confusión por el terror de verse indefensos ante tamaña traición y cobardía. El 18 de Agosto, todos los que quedaron del Desastre y retirada de Annual, llegaron a Monte Arruit. Entre ellos estaba el General D. Felipe Navarro, Barón de Casa Davalillos, que era 2º Jefe de la Comandancia General, y Alcalde de Melilla, que no lo pusieron en libertad junto a sus compañeros de cautiverio hasta el 27 de de Enero de de 1923. Con respecto a no atacar Melilla por parte de Abdelkrím, se ha escrito mucho y, aún hoy mucha gente, que se supone enterada en política internacional, dicen que no atacó la ciudad porque sus tropas estaban cansadas de tanto combatir. Yo estoy de acuerdo con lo del agotamiento y tanta barbarie como se llevó a cabo; pero él sabía muy bien, que si hubiese atacado, e invadido, la Plaza, las repercusiones internacionales hubieran sido tan graves, que los partidos de izquierdas españoles, contrarios a esa guerra y todo el poder de Occidente lo hubieran destruido políticamente y hoy, por reparaciones de guerra, la frontera en vez de estar en Beni Enzar, quizás se encontraría en la 2ª Caseta, o en la Mar Chica. Abdelkrím le envió un pésame a la madre política del oficial Velázquez, muerto pocos días antes. Este gesto por parte del caudillo rifeño era debido a la mala prensa que tenía en la Península, y otras partes del extranjero por su leyenda negra de torturas a prisioneros, que éstos sufrieron después de las rendiciones en las distintas posiciones. El 24 de octubre de 1921, las columnas de Sanjurjo, Berenguer y Cabanellas habían recuperado Monte Arruit. Los soldados se encontraron con la macabra situación de ver desperdigados por toda la posición unos tres mil muertos, entre ellos había mujeres violadas y niños. Este descubrimiento tan atroz y salvaje, llenó de estupor e indignación a toda España, demandando más responsabilidades por la magnitud del desastre que junto al de Annual, se había cobrado cerca de 20.000 muertos. La crueldad tan despiadada por los rifeños de Abdelkrím, de lo ocurrido, sólo pudo saberse en toda su importancia y magnitud, poco tiempo después cuando se inició el 17 de agosto, en Melilla, la reocupación del terreno perdido. Cuando se alcanzó Monte Arruit, un olor a putrefacción impedía respirar y aceptar que en sus inmediaciones había unos 1.000 cadáveres insepultos, muchos mutilados, con miembros amputados; otros empalados con las estacas de las alambradas; en la aguada, habían otros 200; en una era, otros 150; cerca de las casas de Ben Chel-lal otros 600 cuerpos. 107 heridos habían sido asesinados en la enfermería de la posición. Cuando se construyó cerca de Monte Arruit una fosa común para enterrar dignamente los cuerpos de los españoles ultrajados y asesinados se contabilizaron, según el historiador Juan Pando, 2.996 cráneos. A ellos habría que sumar los muchos muertos habidos en otros combates y asesinatos, alcanzándose en todo el “Desastre de Annual” un total de 8.668 muertos, cifra generalmente aceptada en la actualidad con leves diferencias que no restan un ápice al inmenso drama militar, político y social que padeció España y cuyos efectos permanecerían largo tiempo. La felona cruel traición de los rifeños y los asesinatos masivos que cometieron, después que los españoles fuesen derrotados, habría que decir que otros 440 españoles quedaron prisioneros, y no todos sobrevivieron a su cautiverio. Como habrán supuesto, esto que han leído es solo una pequeña pincelada de lo que ocurrió en el cruel y sangriento “Desastre de Annual”. Aquélla sana y valiente juventud española de las dos primeras décadas del siglo pasado, que desembarcaron como felices “alumnos de Marte”, hombres que dieron sus vidas porque les dijeron que era por una justa causa nacional, grande y sublime. Por eso yo, como español, y de izquierda, desde estás líneas reclamo, pido y exijo, que el Reino de Marruecos, RECONOZCA aquélla cruel y despiadada masacre que un súbdito suyo, como fue Abdelkrím, llevó a cabo, una vez rendidas, e indefensas, las tropas españolas; y también que PIDA PERDÓN a los familiares de todos los héroes-mártires que se hallan enterrados en las tumbas y panteones de nuestro Cementerio de La Purísima. Si me permiten, yo aconsejo a todos los españoles de bien, que jamás deben dejar caer el pudoroso e hipócrita manto de la Historia olvidada, sobre todo lo que ha ocurrido en nuestra ciudad en sus 517 años que es España.

Loading

Más información

Scroll al inicio

¿Todavía no eres Premium?

Disfruta de todas
las ventajas de ser
Premium por 1€