La doctora en Sociología Beatriz Schmukler apadrina un proyecto esperanzador, una iniciativa que denomina democratización familiar y que en la práctica apuesta porque en las relaciones de familia se abra la posibilidad de la negociación, erradicando imposiciones y el mantenimiento de roles tradicionales que pueden convertirse en caldo de cultivo para el drama de la violencia de género. El tema es "lograr la implicación de todos en el cuidado de la familia, cambiando la dominación por la corresponsabilidad entre los géneros y la interrelación de roles, para que entendamos que todos tenemos que hacernos cargo de la resolución de las familias", afirma. Mujer de hablar pausado, con el dulce español del nuevo mundo, esta profesional traslada el mensaje esperanzador de que es posible acabar con los malos tratos o al menos con los cimientos de aquellos comportamientos primigenios que pueden derivar en el que se ha venido a llamar también "terrorismo doméstico", el de las palizas, la degradación física y mental y el feminicidio de miles de mujeres en todo el mundo.
Los programas de Democratización familiar surgen en México desde el año 2000, bajo la dirección de la doctora Beatriz Schmukler en el Instituto Mora para la transformación de las representaciones y prácticas sociales de género, que son las que explican y justifican la violencia de género.
Bajo esta filosofía, y dado el éxito obtenido en México, se diseñó un proyecto de investigación y formación para desarrollarlo en el contexto melillense por parte de un grupo de investigadoras de la UGR con las doctoras Paqui Ruiz, Gracia González, Inmaculada Alemany y Mar Ortiz, y la propia doctora Schmukler, que desembocó en un convenio de colaboración entre la universidad y la Viceconsejería de la Mujer. De hecho mañana lunes arranca el curso sobre Principios y Estrategias para trabajar la democratización de las familias que se encuentra dentro de las acciones de formación que promueve el proyecto de democratización familiar.
Democratización
Según explicó Beatriz Schmukler, su programa de democratización familiar, declarado como política de interés público, "intenta trabajar con todas las relaciones familiares, desde las de pareja, a las de padres e hijos y entre los propios hermanos, democratizando los vinculado, que en la práctica significa dar la posibilidad de negociar, llegar a acuerdos a partir de los deseos de los miembros, esto es una cuestión fundamental en la igualdad de género".
La propuesta es toda una revolución, en especial para el rol de la mujer dentro de las familias, que tradicionalmente "no hemos podido conectar con nuestros deseos por el sentido de altruismo inculcado de que primero tenemos que ser madres, algo que genera una gran desigualdad que se ha mantenido hasta ahora". La idea es que hombres y mujeres se repartan por igual las labores del hogar y del cuidado de los hijos, dando la oportunidad a unos y a otras de poder atender también y alcanzar otras metas y deseos personales.
"Este es un programa de prevención de la violencia de género, pero no venimos con verdades absolutas, sino con la intención de generar una reflexión que lleve a darnos cuenta qué mandatos tenemos las mujeres y qué mandatos tienen los hombres en las relaciones familiares" con el objetivo de modificarlos, pero "no vamos en contra del hombre", sino que lo que se busca es "trabajar juntos para llegar a acuerdos de negociación en cuestiones que son conflictivas en las relaciones familiares como la crianza de los hijos, el control, etc., y ver que somos autónomos hombres y mujeres y desarrollar las plenas capacidades de ambos, sin que nadie frene a nadie", explicó.
En resumen, es un planteamiento democrático de las relaciones familiares en el sentido de que "no queremos que nadie tenga poder sobre otro, sino potenciar a ambos miembros de la pareja y al resto de miembros de la familia". El tema es "cómo lograr la implicación de todos en el cuidado de la familia, cambiando la dominación por la corresponsabilidad entre los géneros y la interrelación de roles, para que entendamos que todos tenemos que hacernos cargo de la resolución de las familias".
Este principio de democratización familiar es la vía, si no la principal, al menos una de las más importantes "para prevenir la violencia de género, porque con esta potencialidad y clarificación del rol de la familia, puede ponerse freno a situaciones de abuso". Afirmó que se hace necesario promover en el seno de la familia esta reflexión sobre los roles que "lleve a hombres y mujeres a pensar cómo podemos convivir pacíficamente y en una situación de desarrollo mutuo dentro y fuera de la familia", apuntó Beatriz Schmukler.
Programa
En julio de 2012 el consejero de Educación, Antonio Miranda y Sebastián Sánchez, delegado del rector de la Universidad de Granada (UGR), firmaban el convenio por el que la Ciudad Autónoma subvencionaba con 13.000 euros el desarrollo de un proyecto para la Democratización Familiar como Prevención de la Violencia de Género; una iniciativa que surgió en el Instituto Mora de México bajo la coordinación de la doctora Beatriz Schmukler y que bajo su supervisión, adaptaban a Melilla un grupo de profesionales del campus melillense.
El proyecto de Democratización Familia, según se anunció, tendría una duración de año y medio y se dividía de tres fases. En la primera el equipo de la UGR llevaría a cabo un estudio de situación para conocer la realidad de los melillenses en sus relaciones interpersonales. Para ello se crearían grupos de debate y discusión con melillenses de todas las culturas, al objeto de conocer las creencias, las formas de pensar y relacionarse entre hombres y mujeres, adultos y jóvenes, y así determinar desde dónde partir para incidir en la prevención.
La segunda fase se centraría en cursos de formación de formadores en democratización familiar. Mañana lunes se lleva a cabo uno de esos cursos. La tercera fase es la de elaboración de un master de Democratización Familiar.
