En menos de 24 horas cuatro personas perdían la vida en Melilla. El caso más dramático era el de un joven militar que moría en la garita en la que realizaba una guardia. A las cuatro de la madrugada la Policía encontraba sin vida a un pequeño de 12 años de rasgos magrebíes en el interior de una vivienda en ruinas situada a espaldas del Hotel Ánfora. También se encontraba en su domicilio el cuerpo sin vida de un militar retirado de 88 años. La muerte se produjo días antes y por causas naturales. El cuarto fallecido era también localizado en el interior de su casa y por causas naturales. El perro del fallecido alertó del hecho.
Melilla celebraba, entre tanto, la primera carrera popular contra la droga, con la asistencia de algo más de doscientas personas.