A las doce de la mañana se guardaba un minuto de silencio a las puertas de la Jefatura Superior de Policía de Melilla en señal de respeto por la muerte de Francisco Díaz Jiménez, el policía nacional de 33 años presuntamente asesinado de un navajazo en el pulmón por un indigente en la tarde del miércoles en Málaga. Al acto de condena, acudieron no sólo los compañeros melillenses vestidos de uniforme, sino también los representantes de los sindicatos policiales, los responsables de la Jefatura Superior de Policía de Melilla y el delegado del Gobierno, Abdelmalik el Barkani. Tras el minuto de silencio, los asistentes se unieron en un aplauso respetuoso en recuerdo del agente fallecido. Seguidamente, se disolvió la concentración.