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El 20 por ciento de la población melillense acude al Banco de Alimentos en busca de ayuda

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La crisis económica ha llegado a Melilla con retraso pero con mucha fuerza y, por el momento, con visos de quedarse durante largo tiempo. Lo atestiguan así hechos como que el veinte por ciento de la población, es decir, veinte de cada cien melillenses, se ven abocados a acudir a los bancos de alimentos y las organizaciones humanitarias en busca de ayuda. Las cifras las maneja el presidente del Banco de Alimentos de Melilla, Juan Paredes, que señala que entre las personas que atienden se encuentran unos tres mil jubilados y pensionistas que malviven con sus pensiones y otras tantas mujeres entre divorciadas, repudiadas o solteras que no cuentan con medios para poder alimentar a sus familias. El Banco de Alimentos de Melilla es testigo en primera fila de las consecuencias de la crisis económica y de cómo se está cebando con todos, pero de forma especial con los que ya de por sí no tenían nada cuando empezó. El presidente de la organización en la ciudad, Juan Paredes, manifiesta que el incremento poblacional que ha venido experimentando Melilla en los últimos dos años ha provocado también que se haya aumentado el número de aquellos que deben acudir a las instituciones benéficas en busca de ayuda.

Cifras
En tan sólo un año, se ha producido un aumento de casi 900 nuevos usuarios, que ha ocasionado que el Banco haya pasado de atender de 7.100 beneficios a algo más de ocho mil. A estas cifras hay que sumar, señala, el número de personas que también acuden a Crus Roja y que Paredes estima que pueden ser otras ocho mil. Es decir, que algo más de 16.000 melillenses se ven abocados a acudir a las organizaciones humanitarias en busca de socorro. Esto supone que el veinte por ciento de la población, es decir, que veinte de cada cien melillenses acuda al auxilio de las organizaciones benéficas.

Si las cifras no fueran lo suficientemente tristes, porque son tanto familias numerosas como personas solas las obligadas a tener que recurrir a los servicios sociales de la Ciudad Autónoma y a las organizaciones humanitarias, hay otro dato a tener en cuenta, y es la constatación de que más de tres mil melillenses mayores de 65 años se encuentran bajo el umbral de la pobreza. Son viudas y viudos con pensiones muy bajas que "sólo pueden pagar el alquiler y poco más". Estas personas acuden también al comedor social San Francisco. Junto a los mayores sin recursos existe otro colectivo formado por otras tres mil personas, que lo conforman mujeres tanto "solteras, como repudiadas y divorciadas a las que sus ex no les pasan la manutención, que además están en el paro". Estas mujeres "no tienen ingresos de ningún tipo por lo que sobreviven con lo que pueden, como fregar portales, para poder alimentar a sus familias".

Manifiesta Juan Paredes que muchos de los que acuden a las organizaciones benéficas son personas sin residencia legal, por lo que difícilmente pueden encontrar un empleo. "Al margen del censo oficial, hay otro censo de personas indocumentadas que viven en la ciudad y que pueden llegar a superar los treinta mil. Muchas de ellas acuden a las ongs buscando ayuda. Son personas que sobreviven como pueden, alquilando incluso habitaciones en malas condiciones".

Futuro
Juan Paredes afirma que le da "pena Melilla, porque no veo ningún espíritu creativo desde el punto de vista productivo" como posible salida a la crisis y para revertir la situación actual de un veinte por ciento de la población atendida por servicios sociales. "¿Dónde está el tejido producido, las empresas que se pueden crear? Deberían incentivarse las profesiones tradicionales como carpinteros, fontaneros, ebanistas, chapistas, mecánicos pero si después no hay posibilidad de abrir un taller, estamos en las mismas. No sé si vamos a ir a peor, pero me gustaría que esto se solucionara", dijo.

Manifiesta que lo que se precisa es que las distintas fuerzas políticas de la ciudad "se unieran para buscar soluciones, porque Melilla es una ciudad singular y está viviendo una situación de desempleo tan importante que hay que lograr sacarla de ella". Estima que una de las muchas soluciones a aplicar podría ser el "que las amas de casa tuvieran un sueldo digno que cotizara a la Seguridad Social, porque ellas son educadoras, administradoras, cuidadoras, en definitiva, hacen una labor extraordinaria no reconocida ni pagada".

Otras acciones podrían venir por facilitar la implantación en la ciudad de empresas que generasen empleo. En este sentido afirmó que en Murcia una localidad costera, "para atraer la inversión y la implantación de empresas, regalaba los terrenos necesarios para crear así un polígono industrial que generase riqueza y empleo". "Melilla es una ciudad preciosa, pero se necesita que todos arrimen el hombro. Lo que está claro es que, como dice el refrán, dejemos de dar el pescado y se entreguen las cañas para que ellos puedan aprender a pescar", afirmó.

72.400 kilos en Ramadán
Explicó el presidente del Banco de Alimentos, Juan Paredes, que a pesar de que el personal de la institución ha disfrutado de unas merecidas semanas de vacaciones, sí que un retén de voluntarios, junto al jefe de almacén, ha seguido al pie del cañón para seguir atendiendo a las numerosas personas e instituciones que recurren en busca de alimentos. De hecho el Banco reparte productos a 26 organizaciones de la ciudad, entre albergues, ongs y otros bancos que además de repartir alimentos, facilitan a su vez ropas, calzado, e incluso ayudas al alquiler y medicamentos a este cada vez mayor colectivo de personas sin medios.

Antes de este descanso, el banco repartió a lo largo del mes de Ramadán y al término del mismo un total de 72.400 kilos de alimentos, entre otros a la mezquita del Cementerio Musulmán que ha aumentado su labor social atendiendo al colectivo sirio, en concreto a las mujeres de esta nacionalidad acogidas en el CETI que han acudido en busca de alimentos. "Como el plato principal es la harera, les hemos facilitado principalmente las legumbres que precisan, además de leche maternizada y papillas para los niños, y leche normal".

La entrega de este volumen de alimentos ha permitido liberar espacio en el almacén del Banco de cara a los nuevos productos a recepcionar para repartir después de feria. De hecho esta misma semana ha llegado un nuevo palé de productos de la marca Gallina Blanca con sopas, que se suman a otros nueve de arroz y lentejas enviados desde el banco de Navarra y el de pasta procedente de Valladolid, entre otros; unos envíos que ponen de manifiesto que entre los bancos "estamos muy coordinados".

Nueva campaña
Anunció además que sobre el 15 de septiembre empezará la recepción de los excedentes comunitarios para repartirlos seguidamente. Asimismo en noviembre se iniciará una nueva campaña nacional de recogida de alimentos en la que colaboran, principalmente, supermercados, grandes superficies y ciudadanos anónimos.

El hecho de que en Melilla no existan franquicias tan conocidas como Carrefour, Corte Inglés o Eroski, eso no significa que la ciudad también reciba alimentos llegados desde estas compañías. En la ciudad se espera que vuelvan a sumarse, como ha ocurrido en otras ocasiones, Lidel, Supersol y Covirán. "La campaña pasada funcionó muy bien, porque recogimos de los supermercados veinte toneladas de alimentos y también los melillenses colaboraron mucho, porque hubo quien directamente hizo una compra y nos entregó todo el carrito", indicó. Todos estos productos se repartirán a finales de año.

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Redacción

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