Cuando el calor aprieta y no hay nevera cerca, el botijo entra en acción para salvarnos. Ayer, más de medio centenar de estas obras maestras de la alfarería fueron las grandes protagonistas de la caseta El Capirote, donde se celebraba el Día del Botijo con una comida de hermandad de quienes forman parte de la Peña Botijera de Melilla. Una cita en la que todos los que pasaron por allí pudieron contemplar los diferentes tipos que hay de este tipo de vasija tan tradicional que mantiene el agua fresquita a la vieja usanza, sin necesidad electricidad. La de ayer era la tercera edición del Día del Botijo, la segunda consecutiva en El Capirote, en el que la peña que preside José Marqués hizo un homenaje a los dos miembros benjamines del grupo, Daniel Díez y Daniel Ibáñez. No fueron los únicos que se fueron de la Feria con botijo, ya que la peña entregó uno a Juanjo Florensa como representante de la Unesco, que será el encargado de llevarlo hasta Alhucemas para la conmemoración del desembarco, que se conmemora cada año sobre estas fechas.
Francisca Muñoz, la hermana mayor de la Cofradía del Nazareno, también se hizo con un botijo de la peña, que quiso dar una sorpresa a su presidente entregándole uno en miniatura a modo de homenaje.
Para poner el broche de oro a la cita, en la que no faltó una generosa paella, el secretario general, Juan José Bartomeu, fue repartiendo botijos a todo el mundo que estaba en la caseta, aprovechando que se procedió al hermanamiento de la peña con otras entidades botijeras y de los botijos-gallo de Beni-Sidel y Agost.
